13 de marzo de 2009

Comentarios al 1-M (y III).


Después de hacer consideraciones particularizadas sobre el 1-M y el efecto que ha tenido en ambas autonomías, he pensado en hacer una serie de valoraciones generales sobre el impacto global que han tenido, porque realmente la conclusión que yo saco difiere en mucho de la que se percibe en los medios de comunicación, máxime cuando algunos ya opinan que estas dos elecciones autonómicas suponen una lanzadera para un PP flojo de cara a las Europeas, y, por consiguiente, de cara a la Moncloa.

El primer apunte que quiero hacer no es más que un mero recuento del voto depositado en Galicia y País Vasco a los dos grandes partidos nacionales. Porque de la suma de las pérdidas y ganancias de voto en comparación con sendas elecciones de 2005, sacamos una conclusión muy interesante: Hoy el PSOE tiene, en el conjunto de la nación, y tras haberse contabilizado ya el voto CERA (que acabó dándole un escaño más en Orense, confirmándose la tendencia comenzada en las elecciones Generales de 2008), 15.364 votos más en el conjunto de la nación que el 28 de Febrero de este año, y el PP tiene 9.281 menos.

Ello es así de simple: En comparación con las elecciones de 2005 en Galicia, el PP ha obtenido un total de 56.389 votos, mientras que el PSOE ha perdido 25983. Si hacemos lo mismo en el País Vasco, podemos ver que el PSOE ha ganado 41347 votos, mientras que el PP ha perdido 65.670. Computándolos las dos de forma conjunta, da los resultados antes apuntados: El PSOE sube y el PP baja. El fuerte Rajoy que se ha visto salvado por el resultado gallego, resulta que tiene menos apoyos que hace sólo unos días. Porque podemos escenificar mucho, pero los datos numéricos hablan por sí solos.

En segundo lugar, podemos decir que, por mucho que se empeñen, estas elecciones no son, en absoluto, equiparables a las Europeas que se aproximan, lo que no quiere decir que el espíritu con el que las del 1-M se han tomado no pueda influir. Tampoco las Elecciones a Cortes Generales son equiparables, ni ninguna otra, por un hecho sencillo. Porque, desde luego, se juegan partidos muy diferentes, y, además, votará el conjunto de la nación, no sólo parte de ella. El hecho sencillo que comenté es que hablamos de unos comicios en los que, históricamente, ido reduciéndose la participación como en ningún otro tipo de las elecciones importantes de nuestro país. Además, la ventaja de la circunscripción única hace que no ser pierda ningún voto, rentabilizándose el voto en opciones minoritarias. Con esa suma, baja participación y rentabilidad del voto, los grandes partidos van a obtener, salvo que algo ocurra, una contienda muy dura, en la que, sin duda, UPyD tiene buenos visos de convertirse en la tercera fuerza política del país. Hago ya mi apuesta: De los 54 escaños con que se supone que España va a concurrir al Parlamento Europeo, UPyD tiene posibilidades de sacar 2, 3 en el mejor de los casos.

Por último, sólo hacer hincapié en la poderosísima influencia que ejerce aparentar lo que no se consigue en el contacto con la opinión pública: Si para mí el mayor ganador es UPyD, por lo que comenté en post anteriores, el verdadero ganador para la inmensa mayoría de la población es el PP, a pesar de la sangría de votos en el País Vasco. Al final parece que todo acaba siendo lo que parece.

12 de marzo de 2009

Malos pasos hacia ningún sitio.


Ese día yo estaba en el instituto, como era lógico. Era el primer curso de Bachillerato, y recuerdo perfectamente el momento en que conocimos, en el recreo de las 10, la noticia. Pensamos que era un atentado de los que no hacen mucho daño físico, porque oíamos que no había apenas muertos y algunos heridos. Pero aquello fue creciendo vertiginósamente a lo largo de la mañana, y algunos comenzamos a ponernos nerviosos. Y, al llegar a casa, estremecimiento, lágrimas y dolor.

Murieron jóvenes, estudiantes como nosotros, inmigrantes, trabajadores como mi hermana o mi cuñado... Todavía me da miedo pensar que ese día personas como yo, que hacían lo mismo que yo hago hoy, que se encontraban donde yo me encuentro hoy, murieron por ser lo que eran, por una idea bárbara de unos desalmados.

Ya han pasado 5 años de ello, y alguien, con poca visión política y menos humana, ha decidido no ir a unos actos institucionales en recuerdo de una barbarie que nos conmocionó por un motivo que no llego a comprender y que jamás compartiría. El PSM ha cometido un error que le pesará durante mucho tiempo: Ofender a toda la ciudadanía de este país por quejarse ante un procedimiento legítimo y adecuado de una cámara en la que hay mayoría absoluta conservadora con la total legitimidad democrática.

A mí me duele mucho todavía lo que ocurrió, porque podía haber sido yo. Podrían haber sido mi hermana, mis amigos, mi familia. Y por ello no puedo imaginar el dolor que han de sentir muchas víctimas, directas e indirectas, al ver como miembros del principal partido de la oposición madrileña, al que muchos votaron, se comporta de esta manera, políticamente miope y humanamente no deseable.

¿No podría haber empezado hoy el boicot? Así no se consiguen votos, desde luego. Lo que se consigue es confusión, incomprensión, y cierto repelús.

6 de marzo de 2009

Comentarios al 1-M (II)


Si antes hablamos de las Elecciones autonómicas de Galicia, hoy toca hablar de las elecciones autonómicas del País Vasco, un tanto más complejas de analizar pero quizá por ello mucho más agradables de comentar. Son ya ríos de tinta los que corren, y más después de confirmarse hoy mismo que el PSE ha conseguido su escaño nº 25 por Álava.

En primer lugar, hay que destacar que se trata de un resultado más o menos atomizado, como suele ser habitual en el Parlemento Vasco, pero, comparando con otras legislaturas, vemos que no lo es tanto como pudiese parecer a simple vista: En ésta, y por poner un ejemplo de agrupación de escaños, las tres primeras fuerzas políticas tienen 68 escaños sobre un total de 75, muy alejada del panorama político que se dibujaba a comienzos de la III, V o VI legislaturas, en las cuales la misma agrupación de los tres partidos más votados daba números muy diferentes: 49, 51 y 51, respectivamente. Nos encontramos ante el Parlamento Vasco más sólido de la democracia, por las razones ya esbozadas. Ello hace que, en principio y desde el más absoluto razonamiento teórico, la elección de lehendakari y la estabilidad parlamentaria de esta IX Legislatura parezcan objetivos más sencillos que en otras épocas.

A este bajo nivel de fragmentación cuantitativa (por así decirlo) se une una mayor complejidad cualitativa, esto es, en cuanto a las fuerzas políticas que lo componen: Un PNV con 30 escaños, el PSE-PSOE con 25, el PP con 13, Aralar con 4, y EB, EA y UPyD con 1 cada uno. Un total de siete partidos, dos de ellos con destacado apoyo y otro con un apoyo medio, que, dada la lejanía de las principales minorías mayoritarias de los 38 escaños que supone la mayoría absoluta de la Cámara, hace necesaria la apertura de pactos entre los siete partidos, en las que, en principio, cada voto cuenta. Una distribución, como vemos, muy alejada de los cinco partidos que poblaron la Cámara en la VII Legislatura, pero que coincide con la moda del período democrático. En este caso, la diferencia ideológica abismal que separa algunas de las formaciones hace que los pactos no sean inocuos en un ambiente no esterilizado, por lo que podemos hablar, sin temor a equivocarnos, de dos grandes grupos, o frentes: "Constitucionalismo" y "soberanismo", guiados más por cuestiones de territorialidad y autogobierno que de la sempiterna lucha ideológica entre izquierda y derecha.

En esta división de la Cámara en bloques, también podemos observar otro hecho curioso: Es la primera vez en toda la historia democrática de la Cámara que el bloque constitucionalista supera al bloque nacionalista: Comparando con la legislatura que dio comienzo en 2005, vemos como el bloque "constitucionalista" reúne ahora 39 frente a 33, y el bloque "soberanista" reúne 36 frente a 42. Ello hace que, en tanto el eje fundamental para elegir lehendakari no es el de izquierda-derecha, sea posible un gobierno formado por uno o varios partidos del bloque constitucionalista, dada la dificultad de entendimiento de los partidos mayoritarios de ambos bloques desde algo más de una legislatura. Por ello, y a día de hoy, se hace más que posible que Patxi López sea investido como lehendakari, sin saber muy bien cómo hará para mantenerse a lo largo de cuatro años que pueden hacérsele eternos.

Pero centrémonos en el análisis puro y duro de los resultados en votos, porque en la prensa parece que nadie se ha molestado en ver lo que ha pasado, y menos en la sede de Génova, 13. Porque, y empezando por la mitad, el PP, que ha conservado 13 escaños (perdiendo dos desde la anterior legislatura), ha perdido la friolera cantidad de 65.000 votos desde 2005 a esta parte, continuando una senda peligrosa que ya se atisbó en 2005, por más que Rajoy crea que ha salvado los muebles por el hecho de posibilitar un gobierno constitucionalista. Pero aquí nadie ha lanzado la más mínima idea de autocrítica, nadie ha dimitido, mientras que otros con porcentajes de voto superiores e incluso muy superiores sí lo hacen. Todo es cuestión de expectativas: Mientras que Touriño tenía posibilidades de ser investido de nuevo, todos sabemos que por Basagoiti nadie daba un duro.

Mientras tanto, el PSE-PSOE mantiene unos niveles de voto muy superiores a los de otras épocas, en las que estaba más o menos como el PP a día de hoy: Obtiene algo más del 30% de voto emitido en una Comunidad Autónoma en la que la participación electoral adolece de no ser muy alta, y, además, se embolsa más de 40.000 votos, sin contar el C.E.R.A (que ha sido escasito pero le ha dado una alegría en Álava). A pesar de estar por debajo del nivel de voto del PSOE en el conjunto de comunidades autónomas, dado lo diverso del arco parlamentario es un resultado más que bueno. En medio de la tormenta, ha sido una alegría para Zapatero.

Pero lo más destacable, a mi juicio, y como señalé anteriormente (y acerté con el pronóstico) es el escaño obtenido por UPyD en Álava. Se trata del segundo puesto institucional que obtiene el partido de la vasca Díez, colocándose por encima de EB y EA en dicha provincia, batiendo sus marcas y duplicando lo obtenido en las generales de hace apenas un año: Pasa del 0'94% del voto válido total emitido en dicha comunidad autónoma al 2'14%, y, en la provincia en cuestión, pasa del 1'18% al 3'97%, un crecimiento exponencial que deja fuera de toda duda el calado que UPyD irá teniendo en diversos lugares de España (me inclino a pensar que en los más conservadores, especialmente), como veremos en la próxima convocatoria electoral. Para los que dicen que el sistema electoral tiende al bipartidimos por la ausencia de proporcionalidad, que vean como en algunos sitios los partidos respaldados por votos adquieren representación hasta en situaciones de desproporcionalidad.

Sobre los demás, dado mi desconocimiento sólo señalar que parte del crecimiento de Aralar se debió, como apunté, al voto de parte de la izquierda abertzale que decidió optimizar su voto ante la falta de marca electoral batasuna, y que lo de EB-IU da muestras de ser agónico, camino de la desaparición autonómica: Unos 600 u 800 votos menos, y quizá hubiese acabado como en Cantabria, Extremadura o Canarias.

A día de hoy, López rechaza un gobierno con el PNV, lo que deja abierto un gobierno en solitario del PSE respaldado por otras fuerzas, supongo que las constitucionalistas fundamentalmente, abriendo una brecha al apoyo parlamentario del PSOE en el Congreso de los diputados. El análisis es este, aunque lo que viene a partir de ahora es absolutamente inesperado: Gobiernos minoritarios frentistas o no, en PNV en proceso de debate interno, un PP mareado a la espera de que la crisis no amaine, etc...

¿Ibarretxe? Siempre puede ir al Parlamento Europeo, como Touriño.

3 de marzo de 2009

Comentarios al 1-M (I)


Pasados dos días de las elecciones, conviene reflexionar sobre lo que pasa. Al margen de los problemas comunicativos del PSOE, que los tiene, mirar la prensa y ciertos blogs en estos días es alucinar, literalmente, porque se desprenden ideas que, desde mi punto de vista, ni son del todo ciertas ni son realistas. Tiempo habrá para tocarlas. Hoy sólo quiero hablar de Galicia.

Desde los comienzos de la autonomía, Galicia ha sido una comunidad autónoma que, mayoritariamente, ha albergado mayorías de centro-derecha y derecha en su Cámara, lo que se ha traducido en gobiernos monocolor de dicha ideología, siendo su exponente más significativo Manuel Fraga, animal político de calibre y superviviente del Régimen, la Transición, el felipismo y el aznarismo, que obtuvo, en las convocatorias electorales de 1990, 1993, 1997 y 2001 mayorías absolutas de 38, 43, 42 y 41 escaños sobre 75 que tiene la Cámara, y que fue desbancado por un pacto entre PSOE y BNG, que superaron por uno los 37 que Fraga obtuvo en 2005.

Por tanto, no parece que hablar de una victoria popular en tiempos de crisis económica en Galicia sea excelente, por más que Rajoy la necesite, sino como una simple normalidad histórica: De hecho, en 1993, el mejor resultado para el PP en Galicia, coincide con la etapa de declive nacional del PSOE.

Y es que hay que mirar la historia del PSOE en Galicia para entender que esta imagen de derrota es real, sí, pero se halla inmensamente magnificada por interés mediático: Se trata de un partido que en 1993 tenía apenas 19 escaños, y que en 1997 quedó tercero en las elecciones, con un ruinoso resultado de 13 escaños. Touriño ha dimitido porque ha defraudado unas expectativas de conseguir mantener un gobierno que nació "por los pelos·, obteniendo la nada despreciable cifra de 24 diputados (con posibilidad de conseguir 25) y 482.579 votos, pero no por haber obtenido un mal resultado electoral. Se han perdido (por ahora) unos 20.000 votos, nada más. El pesimismo, desde mi punto de vista, está absolutamente injustificado. Porque en Galicia no hemos gobernado varias legislaturas con mayorías destacables, como en Madrid, Murcia, Navarra o Comunidad Valenciana, no: Se trata de la Baviera Hispánica.

Mirando al PP, no es que se haya conseguido mucho que justifique la alegría, al margen de jorobar un poco a Zapatero y salvar el pescuezo de Rajoy: Se ha recuperado la Xunta, sí, pero un crecimiento potencial de 60.000 votos con un Gobierno mudo en plena crisis, un gobierno autónomo que mezcla nacionalistas y socialistas y varios escándalos suntuosos, no dicen mucho ante una subida de la participación que supera el 70%.

Está claro que el PP tiene un suelo sólido, como lo tuvo en 2005. Pero el resultado del PSOE de Galicia es, de entre todos los computables, de los más abultados, y dan para pensar en crecimientos futuros. Hay que aprender de los errores, pero no martirizarse por perder la batalla contra los elementos. Porque lo de 2005 fue como fue, y el PP aventajaba al PSOE en más de 12% del voto.

De EU-IU, mejor ni hablamos, ya que el ínclito Cayo Lara dice que son unos resultados estupendos con el 1% de los votos. Sobre UPyD, acerté mi pronóstico: No obtuvo escaño por ninguna provincia, pero obtiene la cuarta posición en número de votos en la Comunidad Autónoma. No le auguro ningún éxito electoral en Galicia más allá de ciertos municipios, al menos no a corto-medio plazo, pero dicha posición es bastante.