25 de marzo de 2007

La historia, a veces, sí se repite.

Desde bien pequeño ha habido diferentes constantes en mi vida. Una de ellas, y la que más ha condicionado mi forma de ver la realidad, en vista de lo que soy/hago actualmente, es el interés por la Historia. Desde aquellas someras frasecitas en aquella asignatura "Conocimiento del Medio", cuando estaba entre las 4 paredes de mi colegio, hasta las actuales 8, 9 ó 10 asignaturas al año de la carrera, pasando por el socorrido temario de "Ciencias Sociales" o por la interesantísima asignatura "Historia del Mundo Contemporáneo" de 1º de Bachillerato, que tanto bien me hizo.

De esa asignatura tengo nítidos recuerdos (al fin y al cabo, no ha pasado tanto tiempo...): Las soporíferas clases sobre la revolución industrial, aquellos 8'5 y 9 imposibles casi de equiparar al redondo 10(finalmente conseguido, como atestigüan los documentos pertinentes. Bendita sea la evaluación continua), aquellas preguntas tontas del tercio trasero de la clase, esas frases míticas ("Hitler no es un hongo, no nació del suelo porque sí"), aquel eje temporal sobre la Revolución Francesa...

Recuerdo con especial intensidad esas clases de final de curso, ya con el calorcillo de Mayo en el cuerpo. El temario nunca se veía entero, y nos solíamos quedar en el periodo de entreguerras, es decir, el comprendido entre la Gran Guerra y la II Guerra Mundial. Recuerdo que, además de las cuestiones económicas, se hablaba en clase del ascenso de los totalitarismos, movimientos socio-culturales de valores muy determinados, surgidos en medio del Caos histórico del momento. Tenían, recuerdo, una características muy definidas, que, a grandes líneas, nos hacían aprender numeraditos y en orden.

Últimamente me vienen a la memoria algunas de esas características de los movimientos totalitarios. Por ejemplo, aquello de controlar el arte que se hace en el estado, a base de dictaminar lo que es bueno para el mismo y lo que no, lo que ofende a la clase dominante o lo que no. O controlar los medios de comunicación, de tal modo que al que no nos gusta lo que dice le vamos coartando la libertad, haciéndolo como podamos. Como vemos, todo algo muy reciente, y estando en oposición...

Os imaginais por un momento si gobernasen?

21 de marzo de 2007

El PP vuelve a suspender en Constitucional.

O sus afines, que tanto monta que monta tanto. Y es que parece que, al margen de la inconstitucionalidad de diversos referenda sobre temas tocantes a materias de ley orgánica, de propuestas de reforma constitucional poco inteligentes o de la abundancia de banderas preconstitucionales en las no se sabe cuantas manifestaciones de los últimos 3 años, el presidente navarro (que sí, sr. Acebes, no es del PP, es de UPN,) se ha atrevido a meter a la Corona de por medio en plena guerra política. La Institución Suprema del Estado, que asume la Jefatura del mismo sine die, que consagra la Constitución, ha sido metida en plena refriega política por uno de los que salen constantemente en manifestaciones detrás de lemas pro- Constitución.

El sr. Sanz, que se haya en el ojo del huracán mediático, demuestra una vez más que no por darse golpes en el pecho al grito de "Viva la Constitución" se sabe más de la misma. Parecen olvidar que, como dice el 56.3 de nuestra Constitución, "el rey no está sujeto a responsabilidad, y su persona es inviolable". Primer principio roto por los aires: Sanz afirma que el rey no va a permitir X o Y, y que puede demostrarlo. Craso error en un sistema de relación de poderes en que el poder real del monarca es el de "ejercer las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes",unas funciones claramente definidas en el artículo 62 del presente título II, y siempre previo refrendo de miembros del poder ejecutivo, tal y como es el organigrama interno de las democracias monárquico-parlamentarias.

No obstante, cabe recordar la disposición transitoria cuarta, que ya otorga mecanismos para la posible anexión de Navarra al País Vasco. Nada de cesiones, ni de rendición, ni de premios, puesto que, como en tantas otras cosas, la iniciativa de la anexión no corresponde al presidente del gobierno ni al gobierno mismo, sino al gobierno foral de Navarra. Y el gobierno foral de Navarra sólo lo podrán decidir los navarros y las navarras el próximo día 27 de Mayo. Así de fácil.

11 de marzo de 2007

Se acabó el carnaval en Madrid.

"Un acto cívico, democrático, donde la gente expresó su indignación de manera serena".



Mariano Rajoy Dixit.


Es indudable que nos encontramos ante todo un evento democrático y cívico, donde insignes símbolos de la España de hace 30 años se han vuelto a encontrar con sus más sinceros y queridos deudores. Las máscaras de centrismo y liberalismo han saltado por los aires a dos meses y poco de las próximas elecciones, para regocijo de unos apoltronados señores y señoras que hacía tiempo que no revevían su franquismo ideológico con tanta libertad y naturalidad.

Nos quieren enseñar a respetar la Constitución. A nosotros, que entendemos perfectamente que el actual texto respalda la sentencia "in dubio, pro libertate". A nosotros, que sabemos que los derechos humanos están por encima de otras condiciones. A nosotros, que no abanderamos símbolos preconstitucionales por decreto cada X días. A nosotros, que acatamos las decisiones del Poder Judicial porque es la única manera de mantener el equilibrio del Estado de Derecho. A nosotros, que entendemos que una pena cumplida de un preso no puede condicionar penas posteriores así por las buenas. A nosotros, que en una fecha como hoy seguimos de Luto por lo ocurrido hace tres años. A nosotros, que en estos tres años no hemos liberado ni a un solo etarra. A nosotros, que se nos niega ya hasta la nacionalidad española. A nosotros, que no ponemos en peligro la posición de España en el mundo al manifestarnos ante embajadas. A nosotros, que no agitamos a las masas. A nosotros, que no estamos provocando una revuelta civil aprovechándonos del desconocimiento jurídico de la inmensa mayoría de los españoles. A nosotros, que no apoyamos el golpismo civil.
Señores, ustedes a mí, quieran o no, no me enseñan nada más que irresponsabilidad política. No me enseñan nada más que la sensación de sentir que, cuando están tan alterados, algo estamos haciendo bien.

10 de marzo de 2007

La posmodernidad

Siempre me ha gustado aquello de la posmodernidad. Suena bien, suena incluso con un punto nihilista que me gusta. Leer Bret Easton Ellis, ponerse camisetas con mensaje, vivir pegado a un móvil y a un portátil (si es que ambos ya no son uno sólo), tener amigos en diversas partes del planeta, estar a caballo entre el vegetarianismo radical y la legalización de drogas blandas, y, sobre todo, haber olvidado a Dios. Ah, y creer que cuando buscas algo en google y lo primero que sale es la entrada correspondiente en wikipedia, no existe la casualidad. Por supuesto, tener un blog y estar en una red de blogs ayuda a aquello de ser posmoderno, faltaría más.

La posmodernidad nos ha dado tecnología emergente, nuevas creencias, nuevas actitudes frente a la vida, la muerte y el sexo, y una infinitud de posibilidades comunicativas con multitud de personas a través de un simple clic. Aquello de la Sociedad de la Información, como dijo Ibarra hace ya algún tiempo, cuando Zapatero, aún sólo Secretario General del PSOE, inauguraba colegios equipados con un ordenador por cada dos alumnos en pueblos perdidos de Extremadura.

También nos ha quitado cosas. Nos ha quitado inocencia. Nos ha quitado el placer de descubrir cosas a la antigua usanza. Nos ha quitado privacidad, incluso.

Y sobre todo, hay algo que no nos ha dado. Y es más tiempo. Prueba de ello es la fecha de mi último post, y el exquisito intervalo entre aquella y la de este post.Pero bueno, he vuelto...