22 de noviembre de 2007

Guillermo acierta

Hoy he tenido la oportunidad de sorprenderme, por primera vez, con una noticia relacionada con el repasado y llamado "Estado de las Autonomías": Guillermo Fernández Vara, presidente de la Junta de Extremadura, se ha ofrecido voluntario para capitanear la creación de una comisión en que los ejecutivos autonómicos puedan reunirse sin la intervención del gobierno central.

La verdad es que la iniciativa es sorprendente, ya que, normalmente, al hablar de autonomías, de esa cuestión descentralizadora y territorial de nuestro Estado (para algunos federal en la práctica y para otros unitariamente descentralizado hasta las últimas consecuencias), siempre suele ser para pedir más y más competencias, avanzando en una senda de adelgazamiento del poder central que no sería negativa si no existiese la concepción actual, en la que parece que las autonomías no son estado. Estamos muy acostumbrados a que el proceso autonómico, después de las idas y venidas, de los giros que ha dado en todos estos años de democracia constitucional, sólo es recibir competencias, dinero y medios personales, pero nunca dar, construir y hacer estado.

Debemos partir de la base de que las autonomías, tal y como afirma el art. 137 de la Constitución, son Estado. Y además, son parte fundamental del mismo, porque tienen en sus manos la verdadera capacidad de cohesión del territorio, entendiendo que la unión voluntaria y dispositva de 17 (más las Ciudades Autónomas de Ceuta y Melilla, claro) es mucho más fuerte, por lógica, que la no existente unión de uno consigo mismo. Así, tanto porque lo dice la Norma madre de nuestro ordenamiento como porque lo afirma la lógica y el sentido común, la armonía del estado pasa por el filtro de la armonía de las propias comunidades autónomas.

Y hemos aquí el problema: Sólo hemos considerado que la dimensión vertical del Estado era regulable y organizable en pro del bienestar del conjunto, o lo que es lo mismo: Las reuniones bilaterales entre poder central y uno o varios territorios autonómicos (por lo que antes explique no voy a caer en la dicotomía Estado/ Autonomías) aportan estabilidad. Sí, las conferencias verticales entre poder central y poderes autonómicos sirve. Pero en un sistema de distribución competencial en el que hay vida más allá de competencias exclusivas del Estado (como explica el 149) y competencias concurrentes, hemos olvidado dotar al sistema, dentro de ese esquema vertical, de mecanismos horizontales, que regulen reuniones y comisiones a través de las cuales las comunidades autónomas puedan relacionarse, poner puntos en común y acordar multitud de cuestiones sin intervención del Gobierno central. Porque las competencias asumidas por las CCAA con titularidad y gestión son ya varias.

Muchas vías se atisban en el futuro para dar respuesta a esta posible solución. La más conocida, manida y nunca practicada es la reforma del Senado, para que realmente se convierta en una cámara de representación territorial (art. 69.1) y deje de ser un Congreso descafeinado para políticos jóvenes o para viejas glorias. Otra ha sido la Conferencia de Presidentes de Zapatero, una idea de carácter dispositivo del presidente del gobierno, aun sin regular y sin consecuencias formales más allá de compromisos políticos. Dos interesantes ideas, sí, pero insuficientes desde el nivel de interrelación horizontal del Estado.

La idea del presidente extremeño sorprende por lo poco habitual y por lo sugerente y útil. Se atisba en la idea un cierto aire alemán y una lectura a D. Eliseo Aja. Tomemos nota.

PD: La foto del Senado ilustra muy bien su papel de segundón poco útil: En negro, personal de la cámara. El resto son políticos: La de amarillo es la ministra de Administraciones Públicas, Elena Salgado. El de rojo es un senador socialista. El de amarillo es un señador de CC. El de verde es un vicepresidente de la Mesa. Para eso ya tenemos el Congreso,¿no?

2 comentarios:

Juan Antonio Doncel Luengo dijo...

Vamos mejorando, enhorabuena por el discurso. Resumen: qué pasa con el Senado, promesa incumplida del PSOE, lógico incumplimiento si la reforma de la Constitución es imposible.

María Núñez dijo...

Buenas!

cuanto tiempo, me alegro que Guillermo haya tomado la iniciativa, quiere llevarnos a formar parte de un proceso largo, y que tendrá como resultado un gran proyecto.

Sigo confiando en él, es el mejor.

Un saludo!!