Asistimos en estos mismos momentos a una Convención del Partido Popular en Madrid. Algunos, ingenuos sin malicia, pensaron que esta convención marcaría un nuevo rumbo para la política popular en estos dos años que quedan hasta las Elecciones Generales de 2008. Sin embargo, la realidad, como otros creíamos y creemos, es una muy diferente.
Esta convención nace del profundo sentimiento continuista del PP, acrecentado por los duelos entre Acebes- Piqué ,Gallardón- Aguirre y Camps- Zaplana, que han dado ventaja al ala más dura y conservadora del PP, que ahora, tal y como ya hicieron en épocas pasadas, intenta venderse como un partido moderado de "centro reformista"... La verdad, es díficil darle credibilidad a este concepto ya tan manido(la experiencia personal me dice que aquel que se considera de centro es un derechista popular avergonzado) cuando la línea del partido viene tan fervientemente dada desde el limbo internacional en el que se encuentra el líder có(s)mico, con la mediación casi iluminatoria del despacho de Acebes en Génova. Y es que la sombra de Aznar es muy alargada, y en estos dos años, si algo ha quedado claro, es que su línea de oposición en la última legislatura socialista ha quedado atada y bien atada por los actuales dirigentes del partido.
Ya hemos visto el discurso de apertura de Aznar... Apela a su iluminación extraterrena, en permanente comunión con Bush, para diagnosticar, sin ningún fallo ni mucho menos descuido, la enfermedad de "la patria"(sic): El Partido Socialista Obrero Español, personificado en la diabólica imagen de J.L. Rodríguez Zapatero(el presidente por accidente, como ellos siguen diciendo), sus incompetentes ministros, y, claro está, Jesús de Polanco y la Caixa. Así, el PSOE claudica ante los terroristas(aquí vemos un ejemplar ejercicio de memoria selectiva), no cree que España sea la única nación, es amigo de los nacionalistas radicales(otro magistral ejercicio de damnatio memoriae, ex cathedra), hace el ridículo en la política internacional y se dedica a no hacer nada provechoso por la economía del país.
Muy en su línea, sin duda. El problema del PP es el lastre que llevan colgado y que seguirán llevando hasta que no consigan superar la etapa del padre Aznar y el Abuelo Fraga(ambos franquistas reconvertidos), objetivo que deben encomendarse muchos militantes de base, y ciertos dirigentes desautorizados si quieren moderar la línea del partido. Claro, el PP es un partido que es capaz de aglutinar desde el centro hasta la extrema derecha, abarcando un espectro ideológico muy amplio(al igual que le ocurre al PSOE), y ello conlleva problemas en la visión monolítica y sin fisuras del partido(al contrario de lo que ocurre en el PSOE, renovado, con libertad de opinión y pluralidad territorial).
El problema es que, en lugar de afrontar su realidad interna, esta convención continuísta no es más que el asalto al poder del área más conservadora del PP, representada muy fielmente por la tríada Acebes/Zaplana/Aguirre... Nada nuevo en este reino junto al mar.
3 de marzo de 2006
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