25 de agosto de 2008

Sí, Soraya: Rajoy se la juega.

Hace ya más de año y pico, Gallardón dijo algo así como "Zapatero se involucra personalmente y asume la responsabilidad del resultado en Madrid" tras designar a Sebastián como candidato a la alcaldía de la capital. Muchos comentaristas de prensa local de diferentes puntos de la geografía nacional hablaban de la responsabilidad de Rajoy o Zapatero en la designación de sus candidatos locales. Tras saber el resultado de las elecciones, y ganarlas en el cómputo global de votos el PP, se dijo, inevitablemente, que la culpa era de Zapatero y que la victoria se debía, entre otras muchas cosas, al aire de cambio que levantaba el candidato del Partido Popular, que se extendería a Marzo de 2008.

Es inevitable, en los comicios locales y autonómicos, que la dimensión política nacional juegue un papel fuerte, salvo que los candidatos en liza y la circunscripción donde se presenten sean muy autónomos y carismáticos. La mejor prueba es comprobar la situación política de 1995, cuando muchísimas grandes ciudades y CCAA fueron ganadas por el PP, dada la mala situación nacional para el PSOE. Al socaire de los resultados se precibió, claramente, que el PSOE iba a pasarlo muy mal, salvo que ocurriera un milagro o Felipe se lo trabajase mucho. Ni tanto ni tan calvo: Al final se habló de dulce derrota. Sólo políticos muy carismáticos dentro del PSOE y conocidos por su "independencia" dentro del PSOE sobrevivieron: Hablo de Ibarra, Bono, Chaves, Vázquez, Maragall (alcalde de Barcelona), Pedro Castro o Álvarez Areces (como alcalde de Gijón).

Hoy sale Soraya Sáenz de Santamaría (SSS, como la llaman por ahí) diciendo que no, que eso no es así. Que Rajoy no se presenta a las autonómicas gallegas, vascas ni a las europeas. No, claro que no se presenta, pero su imagen, la de Esperanza, la de Gallardón y otras relevantes juegan un papel importantísimo siempre, en toda contienda electoral. Y, desde luego, el hecho de que el PP se esté apresurando a sacar a Rajoy de los posibles resultados de las elecciones dice mucho de lo que tal partido piensa va a ocurrir.

Y claro que Rajoy, en tanto presidente del PP y reponedor de candidatos en Galicia y País Vasco, artífice directo de sus elecciones como presidentes del PP regional respectivos y futuribles candidatos, tendrá responsabilidad. Porque, por mucho que hagan ambos, el clima de las últimas elecciones no les favorece, buena parte gracias al ambiente enrarecido nacional.

En las últimas elecciones municipales, el PSOE consiguió gobernar en 2 de las tres capitales vascas, ganando Vitoria al PP. Y en el caso gallego, la fórmula PSOE-BNG que gobierna la CA se exportó a los siete municipios más grandes y a dos Diputaciones Provinciales, en detrimento de un PP que, después, en las elecciones nacionales, perdió una buena cantidad de votos, más de los que ganó el PSOE. Datos para no olvidar, porque los diferentes comportamientos electorales no son leyes, pero sí indicios.

Veamos la evolución del voto en las municipales de 1999, 2003, y 2007 en Galicia, total y provincias.

Como vemos, una subida generalizada del PSG-PSOE desde 1999 a 2007 (especialmente en las provincias donde más lejos se hallaba del PP), una caída leve pero continua del PP en todos los territorios, y un crecimiento del BNG que se ha visto algo reducido en 2007 como consecuencia de la caída en Pontevedra. De 20 puntos de diferencia entre PSOE y PP a 10, confirmado en las generales.

Más o menos lo mismo podríamos decir de las del País Vasco, con salvedades: El PNV está en decadencia pero el PP y el PSOE se retroalimentan, tendencia que puede perjudicar, en estas elecciones que vienen, al PP.

Lo de las europeas es otro cantar, porque ya sabemos cómo las siente la ciudadanía: Poco o nada.

Datos electorales: Ministerio del Interior.

1 comentario:

Juan Antonio Doncel Luengo dijo...

De este artículo me quedo con la idea de que el PP y el PSOE se retroalimentan en el País Vasco, que es una idea interesante pero posiblemente necesitada de algo más de precisión. Por más que, como me ocurre con frecuencia, no sepa conseguir esa precisión.