12 de octubre de 2006

Desandar lo andado.



Leo asombrado que el papa Benedicto XVI vuelve a las andadas (siguiendo, como siempre, a su antecesor Juan Pablo II), al otorgar ciertas prebendas en forma de indulto universal para permitir que la misa vuelva a darse a los fieles en latín. A priori, tengo poco por lo que quejarme, puesto que no suelo ir a misa (a no ser que sea una boda o algo similar) ni me considero detractor del latín(ni tan siquiera del anquilosado y en cierta manera pobre latín eclesiástico, repetitivo por naturaleza). Pero creo sinceramente que esta actuación, tan acorde con la personalidad y la concepción de la iglesia del antiguo Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, es un paso más en el desmantelamiento del Concilio Vaticano II.

Y es que la concepción del Papa, cercana a los planteamientos de grupos que rayan el extremismo religioso como el Opus Dei o los Legionarios de Cristo, es tan ortodoxa que acaba choncando con los planteamientos de dicho concilio. Este hecho, tan aparentemente simple, es una clara muestra de alto contenido simbólico en un mundo que cambia a toda velocidad. Benedicto XVI interpreta así su peculiar visión del catolicismo actual, cada vez más estrecho de miras y sin ningún espacio(dentro de la línea oficial, claro) para todo aquel que no simpatice directamente con la actual doctrina.

Con esta nueva vuelta atrás, el pontifex maximus de la Iglesia Católica se acerca a las peticiones de un grupo denominado lefevrista, que, además de querer romper con el aperturismo del C.V. II en cuanto a la lengua oficial de la misa, son también partidarios de acabar con el diálogo de religiones que quiso comenzar Juan XXIII allá por 1959, actitud que sintoniza perfectamente con las polémicas declaraciones sobre el Islam.

Como dije antes, en un mundo que cambia y tiene la necesidad de readaptarse continuamente, la Iglesia Católica pretende enrocarse y permanecer inmóvil e imbatible cual piedra sobre la cual se construyó la iglesia... Aún a costa de perder aún más fieles, porque claro, yo me pregunto: Si ya va poca gente a misa(al menos en España), ¿Quién irá cuándo se imparta en latín y de espaldas al público? Yo a alguna iré, sólo por documentarme ante semejante espectáculo.

1 comentario:

Diego dijo...

Claro, y mas pendejos los que siguen creyendo en esa iglesia.