10 de abril de 2006

Crónica de una desaparición paulatina

Reconozco que soy adicto a los blogs, a los espacios de opinión, a la prensa, a las cartas del director, etc... Creo que es una muy buena forma de observar multitud de diferentes pensamientos de muy diferentes temas y emisores, y, por tanto, un reflejo de la realidad social (individual en la mayoría de los casos, debido a la muy selectiva criba que hace la prensa escrita de mayor tirada) del statu quo. Pero, sea como fuere, es una buena forma de observar como reaccionan las personas ante los diferentes estados de opinión que muchos contribuimos a crear.

En esta adicción (o afición, como se la quiera llamar) uno se encuentra con casos y personalidades bien diferenciadas: Desde el ciudadano que ante cualquier cosa ejerce su derecho a la libre expresión, al ciudadano anónimo que denuncia o solicita cierta cuestión, pasando, claro está, por los cargos políticos provinciales y regionales que lo que quieren es labrarse un futuro al invertir en popularidad mediática (especialmente en la encarnizada batalla que hay entre la oposición extremeña) , y por el dueto de "escritores" que se enzarzan en pugna dialéctica pública sobre tal o cual tema. Así pues, el periplo te sorprende con cartas como una de las últimas que he tenido la oportunidad de leer, criticando ferozmente (desde una posición ultracatólica, claro está) la implantación de la asignatura "Derechos para la ciudadanía" en el conjunto de la recién aprobada LOE.

Se quejan los colectivos, alegando que esta asignatura supone un proceso de adoctrinamiento más propio de una dictadura marxista que de un sistema democrático. Hace gracia leer tales manifestaciones cuando todo el mundo sabemos y entendemos que la asignatura de "religión" trata precisamente de eso, de enseñar los santos dogmas católicos apostólicos y romanos a los escolares, libremente en algunos casos y obligados en otros. Un poco de coherencia señores: Digan que no quieren esta asignatura porque no se imparte un determinado tipo de valores endogámicos de la Iglesia Católica, pero no vengan a criticar ahora lo que ustedes llevan años haciendo.

También parecen olvidar la esencia de todo régimen democrático: El principio de libertad. En el caso que nos ocupa, hablamos de la libertad de credo, la cual el Estado Español garantiza y vigila. Por ello me sorprende ver como estos señores se quejan amargamente de que la religión está perseguida en las aulas, cuando tienen concedidas medidas que favorecen su educación católica (poco constitucionales, puesto que hacen primar una religión sobre todas las demás): La elección de esos profesores que van a adoctrinar a los alumnos es libre, la asignatura se imparte hasta 1º de bachillerato en los Institutos públicos, no tienen limitaciones de cupo(no como les pasa a otras asignaturas optativas, que no se imparten si tienen pocos alumnos),y, sobretodo, se puede impartir dentro del horario lectivo. ¿Qué más pueden pedir? Ya sólo falta volver a esos tiempos nacionalcatólicos que parece que añoran, a esos tiempos en que por ley el símbolo del aula era un crucifijo sobre la pizarra y había que rezar todas las mañanas(algo no tan lejano en nuestros días, puesto que en la enseñanza privada-concertada se sigue haciendo).

En todos estos movimientos defensivos de unos colectivos que se resisten con uñas y dientes al cambio actual que se está dando en la sociedad lo que vemos es el miedo a perder una posición privilegiada, ni más ni menos. Saben que una sociedad cada vez más libre, más culta y más preparada en valores ciudadanos, democráticos, sin adscripción religiosa alguna (que es lo que propugna esa Constitución de la cual se han apropiado) repercutirá en el menor seguimiento de las doctrinas católicas, y, por tanto, se verán reducidos sus intereses ideológicos, políticos y económicos. Y es que la idea de perder poder le da vértigo a la iglesia de Roma, puesto que siempre ha hecho del conservadurismo y del adoctrinamiento su forma de supervivencia política e ideológica. El nacimiento del ese manifiesto para "recuperar" los valores cristianos occidentales, el nacimiento de un grupo de teocons sin una participación política propia e independiente, es prueba de las medidas que se impulsan desde el centro del catolicismo latino.

Deberían entender que en una sociedad como esta los valores que pertenecen al ámbito privado, totalmente respetables, no pueden ser impuestos al conjunto de la ciudadanía, de la cual buena parte rechaza la Religión Católica. Sin embargo, y ya que el mantenimiento del sistema democrático y la idiosincrasia de la idea cívica es cosa de todos (lo que en latín se llamaría res publica), se debe hacer un especial esfuerzo en implicar a la sociedad en unos valores que ayuden a sostener la convivencia, como son la tolerancia, el respeto a la diferencia, la igualdad de derechos, además del importantísimo juicio crítico. A partir de esta premisa, pareja al concepto de laicismo (que recordemos no va contra nadie, sino a favor de la libertad de todos), podemos ver cómo se desarrolla la verdadera libertad de credo en nuestro país, una libertad cargada de responsabilidad y de ideas racionales, en las cuales cada individuo podrá elegir qué ser o qué no ser.

No está claro que esta crisis de valores de la cual tanto se habla y se escribe, pero sobre la que poco se tiene en claro y pocas soluciones que buscan, se vaya a resolver con los dogmas católicos. Pero si algo está claro es que la responsabilidad conlleva reflexionar antes de obrar. Y la responsabilidad sólo es efectiva cuando hay libertad para elegir, y por tanto, para ser deudores de lo que nos causen nuestros actos. Y no es cuestión de ensuciar una idea con afirmaciones catastrofistas o comparaciones que lo único que hacen es demostrar la incultura del que las escribe, puesto que al final queda claro en que lugar estamos cada uno y surge ese dicho popular que dice aquello de "Cree el ladrón que todos son de su condición".

2 comentarios:

Euphorbia dijo...

No podría estar más de acuerdo.
Acabo de descubrir tu blog y me gusta. Con tu permiso, me pasaré por aquí para seguir tus escritos.
Saludos
Gemma

Anónimo dijo...

Gracias a dios, los tiempos de la represión de la que ellos ahora se quejan, hace tiempo que ha pasado. Lo que pasa es que, después de tantos años de mezclar Iglesia y Estado, les cuesta "desacostumbrarse" y aceptar que vivimos en un país laico.

Como siempre, muy de acuerdo con tu entrada.