El centro de gravedad del concepto actual de la amplísima palabra “educación” debe comenzar a oscilar para encontrar su nuevo sitio. Debe llenar espacios vacíos necesariamente complementarios si quiere aspirar a ocupar los huecos intelectuales de una sociedad cada vez más relajada y complaciente, para dotarla de un verdadero sentido completo, para buscar así un paradigma distinto al actual:Una formación multidisciplinar, compleja y llena, con un fondo crítico y reflexivo en sentido amplio.
Y es que la formación de nuestros días ha concedido demasiada importancia a una visión especializada y pormenorizada, que, en la mayoría de los casos, se basa en la búsqueda infructuosa de un título. En esta educación formal, stricto sensu, comprender y aprender (que no memorizar) se han convertido en daños colaterales, puesto que los conceptos puramente teóricos (conocimientos de memoria temporal, fácilmente recuperables en manuales, temarios de asignaturas concretas y demás parafernalia reciclable del mundo estudiantil) , se acaban valorando más que el conocimiento profundo de las diferentes áreas disciplinares y sus consiguientes líneas estructurales, fundamentales para la comprensión total. Es como si en lugar de buscar la estructura interna que da cohesión y sentido a un lienzo de Dalí, preferimos conocer el título, el año de creación y el material, es decir, quedarnos en lo superficial.
Para ello, debemos buscar las carencias formativas de base en áreas tempranas de la educación formal, para así dotar de recursos instrumentales complementarios a los jóvenes, recursos que posibiliten una mayor comprensión y una mayor capacidad crítica y reflexiva, que permita adoptar una posición activa ante todos los procesos de aprendizaje. Y en ese justo momento, y sólo con esas condiciones previas, la formación podrá completarse, al entrar en juego otro concepto educativo, complementario a la educación reglada: La educación no formal.
¿Qué es educación no formal? En su grado menos consciente, se trata de cualquier actividad que contribuya a la formación integral de la persona, aportando a su vida conocimientos y habilidades sociales que, a pesar de no quedar bien en un curriculum, o por precisamente no poder ponerse en uno, aportan un poso profundo en la mentalidad (cualitativa y cuantitativamente) fácilmente perceptible en relaciones personales de cualquier tipo. Así, observar un cuadro, mantener una conversación, escuchar la radio, ver una película de Tarantino u observar las estrellas son eficaces ejercicios en ese campo de la educación no formal, siempre que estas acciones, gracias a las anteriormente mencionadas habilidades interpretativas y reflexivas, vayan acompañadas del consiguiente análisis crítico y de una positiva tormenta de ideas sobre lo percibido. Todo puede ser objeto de debate interior o exterior... De todo se puede aprender; es más, creo firmemente que de todo se debe aprender.
Pero todo esto no tendría sentido sin un par de principios básicos: La voluntad y la valoración de la educación no formal. Por ello el efecto social debe ser ambivalente, y verse secundado e incentivado desde todos los ámbitos posibles, ya seamos personas individuales, personas jurídicas, instituciones, asociaciones, movimientos culturales, y todo aquello que esté involucrado en este proceso esperanzador. Por ello, la contribución a esta tarea debe comenzar en uno mismo, siguiendo las mencionadas tesis socráticas e incluso cartesianas. Creo, como estudiante en la actualidad, que todo este proceso de aprendizaje merece la pena, y más aún en este mundo de pasividad y competición.
24 de abril de 2006
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2 comentarios:
Hola Orfeo,
Encuentro un poco difuso tu mensaje, quizá cabría concretar, si lo crees conveniente, a qué franja de edades te estás refiriendo o bien si es algo generalizable y aplicable a todos los ciclos formativos. También cabría ver en qué porcentaje es necesario aplicar dichos conocimientos no formales dentro de cada periodo educativo.
Creo que lo lógico sería una proporción de más a menos y de menos a más, a medida que se avanza en la educación del individuo. Hay cosas básicas que deben aprenderse desde pequeño y que si quedan suficientemente arraigadas, sólo sería necesario algún recordatorio. Otras deben reservarse para más adelante.
Es necesario enseñar la importancia del estudio de por sí, de esta manera la nota para el curriculum llega por sí sola. La formación integral de valores, habilidades sociales no debe recaer solamente en el sistema educativo. Para educar personas, deben implicarse igualmente la familia y los diferentes sectores sociales, cosa que no siempre ocurre y se delega demasiado en los profesores. Esta claro que si un padre es como Homer Simpson y el niño no ve ni un libro en casa es muy improbable que coja el hábito de la lectura a pesar del esfuerzo que pueda hacer su profesor de literatura.
En cuanto a lo que indicas en relación a los aprendizajes puramente teóricos, te comento que yo nací en el 68 y en los 70 me hacían aprender los ríos de España, todos sus datos y recorrido de memoria. Ahora sólo te puedo decir que el Guadiana pasa por Badajoz, con aquello tan franquista del Plan Badajoz, y también sé que el Ebro nace en Reinosa. Hoy en día creo que se ha mejorado muchísimo y tu ejemplo del cuadro de Dalí no me parece realista. Precisamente creo que en materias como arte, historia o literatura es dónde más se enseña a pensar por uno mismo, enseñando a mirar, a analizar y a opinar.
Lógicamente otras materias deben tratarse de otra manera. La física, la química e incluso la lingüística deben seguir sus pautas inamovibles en muchos casos, pero con algo tan importante como enseñar el porqué de las cosas, pero creo que ya se está haciendo.
Lógicamente hay muchas cosas a mejorar y esperemos que la nueva ley de educación mejore algunas.
increíble tu ignorancia con respecto al tema. Tendrías que ponerte a leer un poco mas, ya que estás bastante errado en cuanto a lo que es realmente la educación no formal. No puedo creer que haya perdido mi valioso tiempo en leer esta barbaridad.
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