Los políticos se hacen necesarios en una sociedad tan compleja como la de Extremadura en los tiempos que corren siempre que sean capaces de resolver los problemas que nos rodean. A pesar de lo evidente de la anterior afirmación, la necesidad de los políticos es algo que deberíamos exigir y pedir reiteradamente, para evitar inoperancias, y teniendo muy claro que si no consiguen solucionarnos los problemas, no son necesarios, y el sistema debe cambiar.
Para que un político, máximo responsable de un conjunto de órganos administrativos que deben encargarse de gestionar el espacio público que todos compartimos, sea necesario, tiene que tener, entre otras virtudes y habilidades, una certera y evidente: Valentía. O dicho de otro modo, debe saber agarrar el toro por los cuernos. Esa cualidad "torera", unida a unas especiales capacidades de empatía y de diálogo, son las que hacen que estos políticos, hombres y mujeres de nuestra res publica, sean capaces de llevar la sociedad adelante, y, por tanto, como decía antes, sean realmente necesarios. Porque lo que está claro es que la sociedad debe avanzar, en un sentido o en otro, desde una tendencia ideológica u otra, hacia un mayor bienestar social, hacia la felicidad (entendida esta desde una felicidad inicial objetiva) de la totalidad de los miembros que la componen.
Y he aquí que en Extremadura últimamente vemos ejemplos como estos: La alcaldesa de Cáceres quiere acometer la "problemática" del ocio juvenil desde una actitud valiente, abogando por descentralizar aquellas cuestiones que pueden ayudar a armonizar los intereses comunes de ese sector juvenil con el resto de la sociedad. La mayoría de las respuestas a tal idea, desde las de la mayoría de los ayuntamientos englobados en la Conferencia de Ciudades hasta la del propio ejecutivo autonómico, son sinceras y coherentes con esa actitud de valentía: Hay que hablar del tema, estudiarlo, gestionarlo e intentar contribuir a las soluciones. Las asociaciones juveniles aplauden la iniciativa, en su mayoría, claro.
Pero, como es evidente, nunca llueve a gusto de todos y no todos son capaces de entender la cuestión, unos por oportunismo político, otros por falta de luces. El ayuntamiento de Badajoz, una vez más, se encuentra míope políticamente y se niega a aceptar la posible transferencia de competencias en materia de juventud, excusándose en la falta de recursos para ello y en el siempre recurrente y agorero "hay otros problemas". Siempre recurriendo a los mismos temas. ¿Por qué, entonces, tienen una concejalía de juventud? ¿Por qué, entonces, otras ciudades tienen institutos de la Juventud y gestionan ocio juvenil de una manera bastante buena? El señor Monago sabrá. Lo que algunos jóvenes dicen, en la misma línea me parece igual de estúpido: El oportunismo del "si gobiernan los míos sí, si no, no" me parece irreflexivo y perjudicial.
La falta de valentía, de empatía o de capacidad de diálogo, unidas al oportunismo político y al conocimiento de saberse el único baluarte con el que atacar las propuestas de la Junta, impedirá, una vez más, que las problemáticas de la ciudad de Badajoz sean afrontadas con la dignidad y el empaque que deberían.
Lo curioso es que los jóvenes populares que critican la inicitiva, en breves perlas como esta, luego son los primeros en ir de botellón, reduciendo toda la problemática a esto, en puro ejercicio de infantilismo.
31 de agosto de 2007
29 de agosto de 2007
Por fin se va.
Rosa Díez, otrora una de las dirigentes más brillantes del socialismo vasco, cara amable del gobierno de coalición que en tiempos gobernó Euskadi, ha decidido (por fin), salir del PSOE para integrarse en el partido que va a fundar Savater. Y yo me alegro mucho por diferentes motivos.
En primer lugar, me alegro porque, por fin, esta señora deja de pertenecer al partido con el que se mostraba tan en desacuerdo públicamente, faltando gravemente al respeto a multitud de compañeros y compañeras que no pensaban como ella, y que, en muchos casos, habían sido elegidos democráticamente por procesos internos, faltando a la lealtad propia que cabe esperarse de alguien que milita libremente en un partido, y que, además, y por sin fuera poco, lleva media vida cobrando de él. Algunos, como Ibarra, se acordaron de recordárselo, con un impecable ejercicio de respeto al partido, respeto a Rosa y a todos los que puediesen leerlo, pervirtiendo nombre y mensaje.
En segundo lugar, me alegro porque esta señora se ha dedicado en los últimos tiempos (en mucha menor medida que su amiga Gotzone, claro) a coincidir más con el PP que con su propio partido, y a mezclarse y dejarse ver sin ningún tipo de escrúpulo en actos en donde se criticaba duramente al PSOE, su partido, al que decía sentirse tan vinculada, dando así carnaza a la derecha más radicalizada y a los medios más parciales de nuestro país, confundiendo a muchas personas que, en busca de información, quizá no entendían como una señora EURODIPUTADA del PSOE y ex-candidata a la Secretaría General del partido podía adscribirse a ese tipo de cuestiones.
En tercer lugar, me alegro porque una persona que escribe esto de compañeros como Jordi Sevilla, Trinidad Jiménez, José Bono, Juan Fernando López Aguilar o del propio Zapatero(figuras más relevantes para el socialismo español y para diversas autonomías que ella) es indigna de continuar ostentando cargos públicos de relevancia, y quizá, revisando los estatutos del partido, de seguir militando.
Me alegro mucho por todos, especialmente por todos nosotros, pero también por el artículo 6 de nuestra Constitución.
En primer lugar, me alegro porque, por fin, esta señora deja de pertenecer al partido con el que se mostraba tan en desacuerdo públicamente, faltando gravemente al respeto a multitud de compañeros y compañeras que no pensaban como ella, y que, en muchos casos, habían sido elegidos democráticamente por procesos internos, faltando a la lealtad propia que cabe esperarse de alguien que milita libremente en un partido, y que, además, y por sin fuera poco, lleva media vida cobrando de él. Algunos, como Ibarra, se acordaron de recordárselo, con un impecable ejercicio de respeto al partido, respeto a Rosa y a todos los que puediesen leerlo, pervirtiendo nombre y mensaje.
En segundo lugar, me alegro porque esta señora se ha dedicado en los últimos tiempos (en mucha menor medida que su amiga Gotzone, claro) a coincidir más con el PP que con su propio partido, y a mezclarse y dejarse ver sin ningún tipo de escrúpulo en actos en donde se criticaba duramente al PSOE, su partido, al que decía sentirse tan vinculada, dando así carnaza a la derecha más radicalizada y a los medios más parciales de nuestro país, confundiendo a muchas personas que, en busca de información, quizá no entendían como una señora EURODIPUTADA del PSOE y ex-candidata a la Secretaría General del partido podía adscribirse a ese tipo de cuestiones.
En tercer lugar, me alegro porque una persona que escribe esto de compañeros como Jordi Sevilla, Trinidad Jiménez, José Bono, Juan Fernando López Aguilar o del propio Zapatero(figuras más relevantes para el socialismo español y para diversas autonomías que ella) es indigna de continuar ostentando cargos públicos de relevancia, y quizá, revisando los estatutos del partido, de seguir militando.
Me alegro mucho por todos, especialmente por todos nosotros, pero también por el artículo 6 de nuestra Constitución.
8 de agosto de 2007
Rajoy y la reforma de la LOREG
La ley 5/1985, de Régimen Electoral General (en adelante LOREG), nace de una tramitación parlamentaria encabezada por el propio gobierno en el contexto sociopolítico de principios de los años 80, con una fuerte mayoría absoluta del PSOE en las Cortes Generales, con una oposición formada principalmente, por Alianza Popular, las minorías catalana y vasca y un grupo mixto formado, fundamentalmente, por los diputados comunistas. A pesar de todo esto, la ley de la que estamos hablando fue aprobada por 239 votos de los 243 emitidos (se ve que ese día sus señorías tenían comisiones de variopinto tipo), dos abstenciones y dos votos negativos. Toda una muestra de ese consenso que debería afectar a las cuestiones de Estado en nuestro país. A lo largo de su vida, ha sufrido diversas reformas, con más o menos consenso, pero siempre pretendiendo actualizar la ley de forma pareja a la sociedad española, y redefiniendo aspectos como las elecciones al parlamento europeo, la adaptación a los nuevos espacios de las ciudades autónomas, etc... En resumen, una ley que, como diría Guerra en su día al defender la ley en nombre del gobierno, nació con un respaldo como pocas en el Derecho Comparado, y así lo ha seguido manteniendo en estos años, naciendo leyes estatales que la "complementan" como la ley 3/1987 o la controvertida ley 6/2002.
Pero ahora hay voces discordantes con esta herencia constitucional. El señor Rajoy, ese brillante registrador de la propiedad tan cultivado en Derecho Constitucional, ahora pretende hacer una reforma de la LOREG por el mero hecho del resultado de unas elecciones. Es decir, lo que pretende es dar la vuelta a un procedimiento legislativo que consiste en elaborar la ley estableciendo criterios generales y de máximos, que relega los mínimos a desarrollos autonómicos y a procesos reglamentarios (en su preámbulo la propia ley recoge que nace con el sentimiento de ser complementada con desarrollos estatales y, fundamentalmente, autonómicos, que pueden llevar a cabo "su modificación o sustitución en muchos de sus extremos), para así reformar una ley por un oportunismo político de un determinado partido tras unos comicios particulares. Unos comicios que,al no serle tan favorables, han acrecentado su imaginación en forma de reforma (valga la redundancia parcial) de ley, hasta tal punto de pedir que "ningún partido pueda gobernar sin más del 30% de los sufragios".
Y he ahí el segundo problema de dicha reforma: Rajoy propone la fórmula de la segunda vuelta, que deja fuera a buena parte de los electores (teniendo en cuenta tal situación, sólo el PP, el PSOE y algunos partidos con fuerza regional pasarían), tanto por hastío de comicios, como por falta de representación entre las opciones a elegir, yendo, cada vez, hacia un sistema más y más anglosajón, más restrictivo y, por supuesto, incompatible con un sistema proporcional.
Pero ahora hay voces discordantes con esta herencia constitucional. El señor Rajoy, ese brillante registrador de la propiedad tan cultivado en Derecho Constitucional, ahora pretende hacer una reforma de la LOREG por el mero hecho del resultado de unas elecciones. Es decir, lo que pretende es dar la vuelta a un procedimiento legislativo que consiste en elaborar la ley estableciendo criterios generales y de máximos, que relega los mínimos a desarrollos autonómicos y a procesos reglamentarios (en su preámbulo la propia ley recoge que nace con el sentimiento de ser complementada con desarrollos estatales y, fundamentalmente, autonómicos, que pueden llevar a cabo "su modificación o sustitución en muchos de sus extremos), para así reformar una ley por un oportunismo político de un determinado partido tras unos comicios particulares. Unos comicios que,al no serle tan favorables, han acrecentado su imaginación en forma de reforma (valga la redundancia parcial) de ley, hasta tal punto de pedir que "ningún partido pueda gobernar sin más del 30% de los sufragios".
De lo que no se da cuenta este señor es de que con esta reforma pretende romper una cuestión básica del ordenamiento constitucional español: Pretende convertir una materia de ley orgánica (tal y como establece el artículo 81 de nuestra Constitución) en una cuestión que se puede reformar a piaccere, buscando el apoyo del PSOE, y olvidando uno de los principios fundamentales del Estado, que no es otro que el pluralismo político (art. 1 de la C.E.), encaminándonos irremediablemente hacia un bipartidismo aún mayor de que ya se da o bien a un multipartidismo imposible, de partidos que sacan resultados muy similares entre ellos. Y todo por la falta de sintonía política con la mayoría de los partidos del espectro político nacional.
Además de cargarse el principio para el que nuestros constituyentes (aprovecho para lamentar la pérdida de Gabriel Cisneros) crearon la reserva de ley y el principio de ley orgánica, Rajoy se coloca por encima del bien y del mal, y se queda miope ante los defectos eminentemente prácticos que conllevaría dicha práctica del 30% en un futuro. Pongamos un ejemplo:
Cataluña es de las pocas comunidades autónomas de carácter multipartidista, donde, a pesar de haber dos partidos eminente mayoritarios (cuestión que se ve, fundamentalmente, en la titularidad de la inmensa mayoría de las alcaldías de la CA), ninguno de ellos se acerca a la mayoría absoluta, y en las últimas elecciones al Parlamento de dicha comunidad sólo uno superó el umbral del 30% propuesto, y por muy poco. En un primer supuesto, vemos como obtener más del 30% no garantiza gobernar, ya que en el juego político español, profundamente proporcional, los acuerdos, pactos y posiciones en común enriquecen el sistema y garantizan la pluralidad, lejos de empobrecernos. Y en el segundo supuesto, ¿quién hubiese gobernado si PSC y CIU hubiesen estado más cerca uno del otro y ninguno hubiese superado el 30% de los votos? Con tal impedimento legal, los parlamentarios hubiesen estado abocados a permitir la gobernabilidad de una opción aún sin "merecerlo", o a convocar nuevas elecciones, con el consiguiente perjuicio a la participación que ello supone en un país donde cada vez se da un mayor desinterés por la política, la res publica menos valorada, tan sólo por detrás de la cuestión religiosa.
Y he ahí el segundo problema de dicha reforma: Rajoy propone la fórmula de la segunda vuelta, que deja fuera a buena parte de los electores (teniendo en cuenta tal situación, sólo el PP, el PSOE y algunos partidos con fuerza regional pasarían), tanto por hastío de comicios, como por falta de representación entre las opciones a elegir, yendo, cada vez, hacia un sistema más y más anglosajón, más restrictivo y, por supuesto, incompatible con un sistema proporcional.
Como joven, y viendo la situación de empobrecimiento de la política y la falta de interés de mi generación por estos asuntos, más convendría que las futuras reformar de la ley fueran orientadas en otro sentido, no tanto en cómo o con cuánto se gobierna en momentos puntuales, sino más bien cómo van a ser capaces de gestionar participaciones bajas, multitud de votos nulos y en blanco o cómo aportar más dignidad a su profesión y acercar al ciudadano a las instituciones, a las leyes, a la participación y, en general, a lo verdaderamente importante.
Pero parece claro, señor Rajoy, que eso a usted no le interesa.
3 de agosto de 2007
Navarra, Navarra...
Cada vez entender lo de Navarra resulta más complicado, y más a tan poquito tiempo de que el Parlamento de Navarra elija a Miguel Sanz como presidente de la Comunidad Foral. O no, que nunca se sabe, tal y como están las cosas.
En primer lugar, cabe decir que como socialista, estoy muy de acuerdo con la posición adoptada por la Comisión Ejecutiva Federal, que, sabiamente, y a pesar de lo acontecido en Canarias (que es un caso para analizar fríamente), ha sabido medir los supuestos "aires de cambio" y "desalojos a UPN" que, según algunos políticos navarros, el electorado ha provocado, y van a ejercer de oposición ( con la responsabilidad y la obligación moral de ser duros e implcables a la vez que constructivos y servidores de la ciudadanía) a un nuevo gobierno de Sanz, al que le deseo suerte... Porque hay que saber calibrar resultados, y ser conscientes de que el PSOE es, ante todo, un partido nacional con unos intereses nacionales y unos compromisos con los españoles, que no se reducen a una suma de conglomerados autonómicos.
Analizando, vemos como UPN tiene 22 parlamentarios sobre un total de 50, y un 42.2% de los votos totales, con lo que pierde un parlamentario foral con respeto a la anterior legislatura. La coalición Na-Bai tiene 12 parlamentarios, con un 23.7% de los votos, con lo que obtiene 4 parlamentarios forales más que la representación hermana (que serían los grupos de EAJ-PNV y Aralar) de la anterior legislatura, y el PSN-PSOE tiene otros 12 parlamentarios con el 22.4%, uno más que la anterior legislatura, de lo que podemos deducir que, en parte, puede ser cierto que la ciudadanía navarra ha aportado con su voto (en un porcentaje alto, algo más del 75% de participación) una cierta idea de cambio, teniendo en cuenta que UPN se aleja de la mayoría absoluta y otras dos fuerzas políticas se acercan más. Para mí, la pérdida de apoyo relativa del partido de gobierno y la subida de las fuerzas opositoras sería una razón más que suficiente para desbancar a UPN del gobierno, pero sólo con una condición: Que esas fuerzas fueran ideológicamente hermanas y que llegaran a unos acuerdos programáticos dinámicos y eficaces (tal y como ha sucedido en muchos ayuntamientos a partir del 27-M, en que pactos entre PSOE e IU).
Sin embargo, hay que tener en cuenta otros dos factores: El primero, que hay un tercer factor en discordia: IU de Navarra, partido hermano de EB, que en Euskadi no está metido precisamente en un gobierno que podamos considerar de izquierdas. Y el segundo: Na-Bai está formada por cuatro partidos de ideologías y orientaciones políticas dispares que tiene como común denominador la "vasquización" de Navarra (a la que yo no le tengo demasiado miedo), a saber PNV, Aralar, Batzarre y EA. Esos factores, que hacían mucho más difícil un pacto estable (a mi juicio, y parece ser que al de parte de la Federal también), al final, han acabado imposibilitando un gobierno "de izquierdas" (primer punto dudoso) y de cambio en Navarra por falta de acuerdo programático. Y es que es un cóctel peligroso formar un gobierno de coalición presidido por la segunda de las dos fuerzas cuando el panorama ideológico no es favorable y no se llegan a acuerdos programáticos.
Me sitúo así en la línea de los socialistas que creemos que hay que poner los intereses generales por encima de los particulares, y por desalojar al PP del poder no hay que hacer cualquier cosa, por mucho que ellos sí lo hagan (véase el caso de Canarias). Quizá es porque provengo de una comunidad autónoma donde el PP jamás ha podido con gobiernos estables, sólidos y coherentes, o porque entiendo que el "se vale todo" no es un buen estilo en política. Y menos a pocos meses de unas elecciones generales que se preveen bastante reñidas.
¿Y qué gana el PSOE con esto? Además de los enfados del nacionalismo vasco, del PSN (con dimisión de Puras incluída) y de otros sectores de Navarra, gana, en primer lugar, una excelente plaza de oposición desde donde puede apretar las tuercas como quiera al nuevo gobierno navarro, y desde donde puede tomar la iniciativa política en todo momento ante un Sanz en minoría relativa (aun con el apoyo de CDN). Pero además gana un respiro ante un PP que no ha dudado en mezclar la idea de la rotura de España con la idea del terrorismo etarra para defenestrar previamente un gobierno PSN-NaBai, quitándole así al últimamente silencioso Acebes y a su cohorte un arma arrojadiza que azotaba al propio Zapatero donde más le dolía (en lugares donde el nacionalismo españolista y el centralismo son más que evidentes, como Madrid) de cara a unas elecciones que, finalmente, parece que no serán adelantadas.
Para la dirección federal, perder Navarra era, en el fondo, un mal menor, dado que el verdadero problema del PSOE es, ahora mismo, un problema de comunicación y de no saber sobreponerse al ruido del PP y sus medios afines. Por ello, al quitarse la credibilidad del argumento, le mete un tanto al PP y gana un respiro que vendrá muy bien.
A pesar de todo, creo que, tras la resolución del problema de Madrid, Valencia y Navarra necesitan de un nuevo liderazgo orgánico que resuelva los problemas y sea capaz de comunicar eficazmente al exterior. Porque si hay algo claro es que la campaña para las Generales de 2008 ya ha empezado, los partidos van moviéndose y haciendo gestos, y, como dice González, el PP no durará en dar lo mejor/peor de sí mismo en los medios. ¿Después de las Generales? Dios dirá.
PD: Sobre Baleares, en donde aparentemente ha ocurrido algo similar a lo que critico, tengo otras teorías, tanto políticas como históricas.
En primer lugar, cabe decir que como socialista, estoy muy de acuerdo con la posición adoptada por la Comisión Ejecutiva Federal, que, sabiamente, y a pesar de lo acontecido en Canarias (que es un caso para analizar fríamente), ha sabido medir los supuestos "aires de cambio" y "desalojos a UPN" que, según algunos políticos navarros, el electorado ha provocado, y van a ejercer de oposición ( con la responsabilidad y la obligación moral de ser duros e implcables a la vez que constructivos y servidores de la ciudadanía) a un nuevo gobierno de Sanz, al que le deseo suerte... Porque hay que saber calibrar resultados, y ser conscientes de que el PSOE es, ante todo, un partido nacional con unos intereses nacionales y unos compromisos con los españoles, que no se reducen a una suma de conglomerados autonómicos.
Analizando, vemos como UPN tiene 22 parlamentarios sobre un total de 50, y un 42.2% de los votos totales, con lo que pierde un parlamentario foral con respeto a la anterior legislatura. La coalición Na-Bai tiene 12 parlamentarios, con un 23.7% de los votos, con lo que obtiene 4 parlamentarios forales más que la representación hermana (que serían los grupos de EAJ-PNV y Aralar) de la anterior legislatura, y el PSN-PSOE tiene otros 12 parlamentarios con el 22.4%, uno más que la anterior legislatura, de lo que podemos deducir que, en parte, puede ser cierto que la ciudadanía navarra ha aportado con su voto (en un porcentaje alto, algo más del 75% de participación) una cierta idea de cambio, teniendo en cuenta que UPN se aleja de la mayoría absoluta y otras dos fuerzas políticas se acercan más. Para mí, la pérdida de apoyo relativa del partido de gobierno y la subida de las fuerzas opositoras sería una razón más que suficiente para desbancar a UPN del gobierno, pero sólo con una condición: Que esas fuerzas fueran ideológicamente hermanas y que llegaran a unos acuerdos programáticos dinámicos y eficaces (tal y como ha sucedido en muchos ayuntamientos a partir del 27-M, en que pactos entre PSOE e IU).
Sin embargo, hay que tener en cuenta otros dos factores: El primero, que hay un tercer factor en discordia: IU de Navarra, partido hermano de EB, que en Euskadi no está metido precisamente en un gobierno que podamos considerar de izquierdas. Y el segundo: Na-Bai está formada por cuatro partidos de ideologías y orientaciones políticas dispares que tiene como común denominador la "vasquización" de Navarra (a la que yo no le tengo demasiado miedo), a saber PNV, Aralar, Batzarre y EA. Esos factores, que hacían mucho más difícil un pacto estable (a mi juicio, y parece ser que al de parte de la Federal también), al final, han acabado imposibilitando un gobierno "de izquierdas" (primer punto dudoso) y de cambio en Navarra por falta de acuerdo programático. Y es que es un cóctel peligroso formar un gobierno de coalición presidido por la segunda de las dos fuerzas cuando el panorama ideológico no es favorable y no se llegan a acuerdos programáticos.
Me sitúo así en la línea de los socialistas que creemos que hay que poner los intereses generales por encima de los particulares, y por desalojar al PP del poder no hay que hacer cualquier cosa, por mucho que ellos sí lo hagan (véase el caso de Canarias). Quizá es porque provengo de una comunidad autónoma donde el PP jamás ha podido con gobiernos estables, sólidos y coherentes, o porque entiendo que el "se vale todo" no es un buen estilo en política. Y menos a pocos meses de unas elecciones generales que se preveen bastante reñidas.
¿Y qué gana el PSOE con esto? Además de los enfados del nacionalismo vasco, del PSN (con dimisión de Puras incluída) y de otros sectores de Navarra, gana, en primer lugar, una excelente plaza de oposición desde donde puede apretar las tuercas como quiera al nuevo gobierno navarro, y desde donde puede tomar la iniciativa política en todo momento ante un Sanz en minoría relativa (aun con el apoyo de CDN). Pero además gana un respiro ante un PP que no ha dudado en mezclar la idea de la rotura de España con la idea del terrorismo etarra para defenestrar previamente un gobierno PSN-NaBai, quitándole así al últimamente silencioso Acebes y a su cohorte un arma arrojadiza que azotaba al propio Zapatero donde más le dolía (en lugares donde el nacionalismo españolista y el centralismo son más que evidentes, como Madrid) de cara a unas elecciones que, finalmente, parece que no serán adelantadas.
Para la dirección federal, perder Navarra era, en el fondo, un mal menor, dado que el verdadero problema del PSOE es, ahora mismo, un problema de comunicación y de no saber sobreponerse al ruido del PP y sus medios afines. Por ello, al quitarse la credibilidad del argumento, le mete un tanto al PP y gana un respiro que vendrá muy bien.
A pesar de todo, creo que, tras la resolución del problema de Madrid, Valencia y Navarra necesitan de un nuevo liderazgo orgánico que resuelva los problemas y sea capaz de comunicar eficazmente al exterior. Porque si hay algo claro es que la campaña para las Generales de 2008 ya ha empezado, los partidos van moviéndose y haciendo gestos, y, como dice González, el PP no durará en dar lo mejor/peor de sí mismo en los medios. ¿Después de las Generales? Dios dirá.
PD: Sobre Baleares, en donde aparentemente ha ocurrido algo similar a lo que critico, tengo otras teorías, tanto políticas como históricas.
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