Desde hace muchos años (algunos dirían la ampulosa frase aquella de "desde que el mundo es mundo") vivimos constantemente rodeados de leyendas urbanas de toda índole. Muchas son famosas, otras no tanto.
La de la muerta de la curva o la de la carnes de
res de Mcdonalds son mis preferidas. La de la Oreja de Van Gogh y ETA es la que menos me gusta...
Como podemos ver perfectamente en multitud de páginas web sobre el tema, hay leyendas urbanas sobre casi todo. Política incluída, claro está. Y he ahí un campo interesante, en el que intentaré desmentir o confirmar estas leyendas urbanas, estos mitos que circulan en torno a nuestra cultura política. Porque la rumorología en política no es neutra, y contribuye a extender creencias que son poco ciertas, por no decir que son totalmente falsas.
Y como ejemplo, qué mejor que comenzar con una de las más curiosas de todas: El PSOE está perdido en Valencia, o como algunos miembros del PPCV han dicho, "será la tumba de Zapatero". Yo, al margen de consideraciones desiderativas, creo que, "científicamente" (todo lo científicas que pueden ser mis entradas de "politología para dummies") es algo absolutamente erróneo, si bien no muy desencaminado. No obstante, debemos partir de la base de que, salvo rarísimas excepciones, las elecciones municipales y autonómicas NUNCA son extrapolables a las generales.
A las pruebas nos remitiremos, puesto que para constatar esta realidad que pretenden hacer que parezca tan clara no podemos basarnos (mejor dicho, yo no puedo dados mis conocimientos sobre el PSPV) en otros aspectos como la vida interna del partido en dicha comunidad autónoma, la presencia de figuras relevantes en sus filas, o la motivación de las bases. Por ello, será la realidad o, mejor dicho, las constataciones de la misma las que mejor nos pueden ayudar a desmontar esa idea tan extendida. Para ello haremos comparativas diferenciadas, basándonos fundamentalmente en los resultados electorales de las últimas 3 convocatorias electorales "relevantes" en nuestro país: Elecciones autonómicas y municipales de 2003, Elecciones Generales de 2004 y Elecciones autonómicas y municipales de 2007, habida cuenta de que estas últimas son las que el
PP toma como base para afirmar el mito que pretendemos desmontar.
En primer lugar, vamos a ver el resultado obtenido por el
PSPV en las anteriores
elecciones generales de 2004. En esos comicios, con todas las peculiaridades que queramos ponerle, las formación socialdemócrata obtuvo unos resultados bastante positivos, habida cuenta de los resultados obtenidos por el PSOE en los anteriores comicios de 2000. Sobre 32 escaños a repartir entre las tres circunscripciones provinciales de Alicante, Valencia y Castellón, el PSPV sacó 14, con 1.121.701 votos (42.43 % del total), todo esto con una participación elevada, de más del 78%. Unos resultados que, si bien son francamente mejorables, son bastante loables y aceptables. Personalmente, yo no los calificaría de descalabro electoral, ni mucho menos de debacle. Hemos de tener en cuenta que estas elecciones generales son las que más se podrían asemejar al resultado de las próximas, ya que, salvando la gran cantidad de condicionantes y movimientos de intención de voto, al ser dos elecciones del mismo tipo, con los mismos candidatos a la presidencia del gobierno, se asemejan más que unas autonómicas y municipales, que son con las que se ha sentenciado la caída "a la valenciana" de Zapatero.
Pasemos pues a este otro tipo de elecciones, las concernientes a municipios y comunidades autónomas.
Si comenzamos con las de
2003, podemos observar que la Comunidad Valenciana es una comunidad autónoma bastante poblada (la cuarta más poblada de España, tras Andalucía, Cataluña y Comunidad de Madrid), con más o menos 4.100.000 habitantes. Teniendo en cuenta que votó aproximadamente un apreciable 72%, el PSPV, con Ignasi Pla a la cabeza, arañó un escaño más de la cámara autonómica (que tenía en aquel entonces 89 diputados), quedando con 36, que representaban un total de 870.589 votos favorables a sus candidaturas y un 35.70 % del total. Los resultados mejoraron tanto en escaños como en votos con respecto a las anteriores, si bien no se consiguió el objetivo de vencer al PP ni el de frenar una mayoría absoluta. En cuanto a las capitales de provincia, el PSOE creció en apoyos en todas: Quedó cerca de romper la mayoría del PP en Alicante, subió 3 puntos porcentuales en Castellón y creció en un concejal contra Rita. En conclusión: Se creció bastante, dentro de las posibilidades y de la coyuntura nacional. Unos porcentajes aceptables teniendo en cuenta el empuje de los alcaldes populares y la popularidad incipiente tanto del presidente entrante Camps como del que lo había sido Zaplana.
Las de 2007 son otro cantar. En primer lugar, porque en Madrid ya no estaba Aznar, sino Zapatero, con todo lo que ello conlleva para poder hacer oposición al estado desde una comunidad autónoma. Y en segundo porque Camps y sus partidarios se habían convertido, a lo largo de la legislatura, en máximos exponentes de lo que algunos analistas denominan los autonomistas del PP, liderados por Esperanza Aguirre y el propio Camps (barones en consolidación como en su día lo fueran los socialistas Ibarra, Bono y Chaves). Los resultados fueron algo peores para un PSPV en ascenso: Consiguieron 37 escaños de una cámara que había crecido desde las pasadas elecciones en 10 (repartidos entre 7 al PP, 1 al PSPV y 2 a Compromís), y había perdido unos 33.000 votos desde 2003, aun con un crecimiento poblacional de 700.000 personas. La participación, no obstante, fue casi punto y medio más baja. Con esos resultados, mi análisis es que el PSPV no despega, ni tan siquiera remonta, pero no ha caído en picado, ni mucho menos. 33.000 votos perdidos sobre un total de 2.436.000 votantes no es mucho. En las capitales, el resultado, curiosamente, fue contrario: En Alicante, la joven Etelvina Andreu ha recortado distancias al máximo (unos 4.000 sobre un censo poblacional de 330.000 habitantes), si bien a costa de la izquierda de IU y afines; En Castellón, el PSPV sube cuatro puntos y dos concejales, dejando en una ajustada mayoría absoluta al PP; En Valencia, Carmen Alborch sube casi tres puntos porcentuales a pesar de una menor participación. En contraste con ello, se pierde el tradicional fortín de Torrent y se baja estrepitosamente en Elche.
Esta caída, teniendo en cuenta los resultados en otros lugares de España, no es nada comparada con la caída de Lola Gorostiaga en Cantabria o la de el PSOE murciano.
En conclusión, y que conste es tan sólo mi visión, Valencia no será la tumba de ZP(y menos con cabezas de lista tan reconocidos y después del plantón de
Rita a Rajoy), ni mucho menos. Lo serán Andalucía y Cataluña si la participación es baja.