28 de diciembre de 2007

Las promesas electorales y los mitos.

Hay un fenómeno en la vida política de nuestro país (y de muchos otros, imagino, si bien no lo tengo claro) que no acabo de entender: Cuando a uno le piden el voto directamente, desconfía, pero cuando te intentan convencer por medio de otras vías, y lo consiguen, todo es estupendo. Cuando debería ser al revés: Yo antes me fío del que viene, me cuenta su película y me pide el voto que de quien pretende pillarme de otras maneras... Cosas del condicionamiento implícito.

En cierta relación con este fenómeno está el de las promesas electorales y lo que la gente piensa de ellas: Al igual que está extendido aquello tan beneficioso para la derecha ("todos los políticos son iguales"), también está extendida como la pólvora la creencia de que los programas electorales no se cumplen. Algo que creo difícil de constatar porque, salvo excepciones, nadie se los lee más allá de lo superficial. Realmente, que se lean o no los programas electorales antes de ejercer el derecho de sufragio activo es indiferente para los partidos, que, según podríamos entresacar de la realidad política actual, consideran al programa electoral según un doble carácter: En primer lugar, un manifiesto de ideas y acciones concretas que le permita luchar contra la inercia gubernamental y, en segundo lugar, un testimonio escrito de compromiso con los votantes, a través del cual estos pueden evitar la absoluta discreccionalidad del Estado, si bien desde un punto de vista exclusivamente "moral". No obstante, el programa no debe ser considerado sólo como ese documento escrito y diseñado según cánones de marketing. También es "programa" aquello que se promete o se anuncia en precampaña y campaña, además de aquello que resulte fundamental en la línea ideológica histórica del partido correspondiente. Para mí, como vemos, el programa es algo más amplio que unos folios numerados.

Precisamente el problema de Zapatero durante esta legislatura ha sido procurar cumplir, en la mayor medida posible (casi todo excepto en lo que se requería consenso de los grandes partidos), el programa por el que fue elegido...Tanto las acciones estrella del gobierno como sus puntos más flacos estaban más o menos explícitamente comprometidos en su programa electoral, y de ahí sus problemas: Zapatero ha gobernado según un programa, mejor o peor. ¿Por qué pensar que no se cumplen?

Pero lo de Rajoy es diferente. Porque él, por encima del pensamiento terreno, intenta hacer calar reducciones de impuestos y rebajas de presión fiscal mientras un histórico como el alcalde de Salamanca hace precisamente lo contrario. Maravillas de la doble moral.

Moraleja: Ni todos los políticos son iguales (aunque se dediquen a esto) ni las promesas están para ser incumplidas.

3 comentarios:

María dijo...

A mí me parece estupendo que me pidan el voto a las claras, pero no tengo tan claro lo que dices de que hay gente que prefiere otras vías. Yo tengo la impresión de que a la gente le sientan muy mal las medidas electoralistas, como si no tuviesen que tomarse o algo así. Que a mí también me parecen bien, ojo, que me parece que un gobierno que lo haga hace lo propio, claro, si quiere seguir gobernando.
En lo de los programas me ha parecido que escribías una historia de amor, fíjate, en el comienzo. PUede que los programas me parezcan eso, el inicio de las historias de amor (nada se dice en tales circunstancias de salir por peteneras, evidentemente, sino de que los pajarillos cantan y las nubes se levantan)
Besitos! (a pesar de abandonarme en el sofá)

Juan Antonio Doncel Luengo dijo...

El programa electoral es un producto de la imaginería electoral, pero no tiene tanta relevancia política, en mi opinión. Importa la credibilidad, y ésta no sólo puede conseguirse sin programa, sino que hasta daría la impresión de que quien realmente ya la tiene no lo necesita. En realidad, el programa electoral tendría sentido en un sistema de partidos menos burocrático que el nuestro. En nuestro sistema de partidos, los partidos no controlan al gobernante porque éste es el líder del partido, pero un líder completamente implacable con la disidencia interna. En general, no díria yo que el PP fue incumplidor de su programa, particularmente en la bajada de impuestos, en concreto.

Unknown dijo...

Amigos, yo creo que los programas electorales son básicos para estructurar un ideario político, puesto que es por todos conocidos que no es lo mismo un programa electoral socialista que otro popular. Unos mirarán más por los servicios sociales mientras que los otros mirarán más por otros asuntos tales como la construcción, la bonanza económico y el populismo internacional (véase última legislatura aznaril). Pero lo que es indudable es que tanto unos como otros han de hacer su programa político porque será la columna vertebral, el pilar básico sobre el que basen toda su campaña. Ahora, ciudado, aviso: no es lo mismo ser el pilar básico en campaña a que luego sea el pilar básico durante el gobierno. Creo que lo que ha hecho Zapatero es cumplir lo prometido, ni más ni menos, y creo que eso le engrandece como político, aunque a muchos en este país no les guste, esa es la magestuosidad de la democracia.