Otro hecho muy relevante que merece la pena analizar con lupa es el voto CERA, es decir, el voto de aquellos españoles que no viven habitualmente dentro del ámbito geográfico que marcan nuestras propias fronteras.
Tras haber sido escrutados todos los votos provenientes del exterior, hemos podido constatar el rotundo triunfo del PSOE, ganador en 51 de las 52 provincias (no ganó en Tenerife, donde lo hizo Coalición Canaria), que ha hecho que la distancia definitiva entre PSOE y PP se asiente en un millón de votos. Tal y como se puede observar en el registro de comicios electorales del Ministerio del Interior, este voto exterior ha sido mayoritariamente socialista (análisis que postergo para otro momento, pero interesante a todas luces) en casi todos los procesos electorales a Cortes, salvando los del año 2000. No entraré a valorar el voto por circunscripciones, análisis arduo y complejo, con una salvedad: Muy relevante la aplastante victoria del PSOE en Galicia, a relativamente poco tiempo de unas elecciones autonómicas en las que los españoles de la emigración, para bien o para mal, dicen mucho. A mi juicio, además del dato puramente cuantitativo que el recuento nos aporta, hay un elemento que refulge con toda claridad sin apelar a los números: La imagen de Zapatero en el exterior es diferente a la del interior.
En este mundo globalizado en que vivimos, las noticias entre unos países llegan muy difuminadas, porque lo que, en realidad, desconocemos, por regla general, el verdadero clima político del país en cuestión. Ni mucho menos su cultura política. Por decirlo gráficamente, no nos suele llegar nada más que la anécdota.
Quizá por ello el PSOE gana tan ampliamente en el exterior. El proyecto llega difuminado, pero como es, sin añadidos poco saludables. Allí, a esos países que tienen su propia problemática diraria no llegan la crispación, ni la manipulación, ni la demagogia, ni el intenso ruido que busca opacar toda política pública. Parece sensato creer que, ante unas noticias positivas allende los mares (o no), el votante socialista se crece y el votante de derechas permanece apaciguado, al contrario de lo que ha ocurrido en nuestra España. Y es que la falta de manipulación influye.
O eso, o nuestra política y proyección exterior es brillantísima.