Obama, recién nombrado 44º presidente de los EEUU, ha representado el cambio a lo largo de estos últimos dos años de precampaña, caucus, campaña y elección presidencial. Es un cambio tanto por su forma (afroamericano, joven) como por su discurso, muy cargado de referencias políticas que se acercan bastante a la idea que en Europa podemos tener de socialdemocracia, de lo público, de las relaciones exteriores, etc... Y así ha sido. Quien ha seguido su discurso de toma de posesión sólo ha podido quedar defraudado por lo vago y general de algunas propuestas, pero no por el tono general del mismo.
Y es que, sin entrar con más profundidad al tema, Obama supone encarna el cambio de paradigma político-económico norteamericano, en parte gracias a la crisis financiera internacional que nos rodea y nos absorbe. Siempre han marcado ciclos de cambio histórico las crisis:
1929 supuso la gran contracción del capitalismo liberal clásico. Para superarla, los estadounidenses eligieron a Roosevelt en 1932, un carismático demócrata que ganó las elecciones 4 veces, rompiendo la tradición de autolimitación de mandatos. Siguiendo las ideas políticas de Keynes y de parte de su escuela, entendió que la crisis de crecimiento del capitalismo (no creo que las crisis que hemos sufrido sean de finalización) habría de solventarse con políticas contracíclicas, que fomentaran el consumo y hicieran que, en momentos de gran desempleo y poca actividad económica, los procesos dieran la vuelta. ¿Cómo? Mediante la actuación estatal, sentando las bases de un estado intervencionista en materia económica, que fomenta empleo público, intenta crear una cultura de consumo al favorecer la integración social de clases bajas, etc,etc,etc...
Este paradigma, que construyó un Estado del Bienestar en EEUU (no comparable al alcanzado décadas después en Europa, cabe decir), aguantó más o menos bien las presidencias de políticos tan dispares en formación, ideas y actitud frente al mundo como Truman, Eisenhower, Kennedy,Jhonson o Nixon. Había movimientos pendulares, es cierto, pero en general podemos decir que se mantuvo.
Pero la crisis de 1973, consecuencia de la atroz dependencia energética, y su réplica unos años más tarde hicieron que el panorama cambiase, que el Estado construido a base de impuestos, políticas de intervención y subsidios pareciese complejo de mantener. Lo que algunos liberales y conservadores habían callado, dado el coste que ello suponía en una economía que crecía bien y tenía casi pleno empleo, había que decirlo. Era el momento de los economistas Friedman y Von Hayek, era el momento de Reagan. Del neoliberalismo.
La influencia del neoliberalismo ha sido aplastante en el panorama intelectual desde finales de los setenta en adelante. No en vano, hasta las posiciones izquierdistas copiaron parte de sus iniciativas: Hasta González privatizó empresas públicas que, con otra visión organizativa y de gestión, hubieran sido rentables y nos hubiesesn tratado a todos por igual. Un estado débil y raquítico en materia económica, en el cual, como dijo un gurú económico español, el dinero está mejor en el bolsillo del contribuyente. Reagonomics, Thatcher, Kohl... Un paradigma neoconservador del mundo, con un fuerte liberalismo (casi anarquismo) económico, y una visión ultraortodoxa de la vida.
Y el ciclo, como consecuencia de la crisis financiera, se vuelve a cambiar. Y su mejor encarnación es Obama. Toca hacer política de verdad, toca incorporar las decisiones económicas al control democrático de los ciudadanos, a los límites, las barreras y las regulaciones de los Estados. Toca pensar en apoyar más el desarrollo de políticas públicas que necesitamos, como la I+D, la educación, la formación para el empleo, las nuevas energías, etc... Ha llegado el turno de la socialdemocracia, de la que, unos más y otros menos, las clases políticas actuales y las que están por venir habrán de beber, habrán de leer, comprender y llevar a cabo.
Tenemos una gran oportunidad para "izquierdizar" la vida política, el mismo lenguaje político. No debemos desaprovecharla.
PD: Paso de enlaces, sólo hay que ver los periódicos.