10 de septiembre de 2009

El inútil mantra de la supresión ministerial.


Ayer estuve buena parte de la mañana escuchando el debate monográfico de las Cortes sobre economía mientras hacía algo parecido a estudiar. En general, el eje del debate fue el izquierda-derecha, agrupándose PP y CIU en este último y otros partidos (UPyD, IU-ICV, ERC) en el primero, mientras que Zapatero se definía como "centrista y pragmático fiscal". No haré comentarios sobre este último tema.

No obstante, los argumentos más repetidos por los grupos de derecha fueron los obsesivos mantras del odio al deficit y la petición del recorte de gasto público (desde mi punto de vista algo contraproducente cuando el gasto privado está bajo mínimos), bajo la idea económica de contener el estado deficitario de las arcas públicas sin la necesidad de elevar ciertos impuestos, que, supuestamente, afectan sobre todo a las clases medias (pero ese es otro debate que quiero retomar otro día).

Pero CiU patinó considerablemente al preguntar Zapatero a Durán qué gastos recortaría. El portavoz convergente, al que yo considero moderado, reflexivo y bastante coherente, volvió a sacar el tema de eliminar ministerios que no tiene competencias porque han sido transferidas a las Comunidades Autónomas y eliminar la Administración periférica del Estado. Un argumento supuestamente económico (que no ahorraría mucho porque, básicamente, se componen de funcionarios, que no se pueden suprimir sino reubicar) que es una demanda constante los nacionalismos periféricos de profunda carga ideológica: Eliminar ministerios clave que no controlen las bases mínimas que hacen del Estado un estado.

Es recurrente que digan una barbaridad constitucional, como es la petición de la supresión del Ministerio de Cultura "dada la realidad pluricultural de España". Es imposible, según tal razonamiento, una política cultural nacional, una política cultural integral del Estado, porque oprime y suprime las demás culturas. Una patraña bien grande: precisamente la cultura es una materia cuyo reparto competencial es diferente al de otras, al establecer la Constitución que se trata de una materia sobre la cual las administraciones de los diferentes niveles territoriales de nuestro Estado pueden legislar y actuar indistintamente, porque redunda en el beneficio a los ciudadanos. Esto es, se trata de sumar, no se suprimir. Se trata de que en lugar de una biblioteca en mi localidad haya varias, con diferentes fondos y conectadas entre sí y con otras de otros lugares, no una sola. Se trata de que desde el Ministerio hasta los Rectores puedan fomentar la cultura, pensando que cuanto más, mejor.

Esa posibilidad del nacimiento de una idea de cultura nacional les repele, se les hace incompatible con su culturocentrismo, por así decirlo, porque no entienden que la pluralidad es lo que precisamente defiende la Constitución, y no lo contrario. Y yo, desde luego, no quiero que el Museo del Prado, una de las mayores y mejores pinacotecas del mundo, pase a depender de la CAM (horror) o, aún menos, del Ayuntamiento. Yo no quiero que se deje de coordinar la política cultural (tan relevante en términos de soft power en las relaciones internacionales) o la política lingüística hacia el exterior de España. Y yo, desde luego, no quiero que desaparezca la red de bibliotecas del Estado.

Olvidan que el fundamento del Estado autonómico es unidad y autonomía, colaboración y cooperación entre Estado central y CCAA. Porque, a este paso, los nacionalistas acabarán pidiendo sólo tres o cuatro grandes ministerios, que se dediquen básicamente a no hacer nada más que garantizar la defensa, la normalidad de la política interior, las relaciones internacionales y ciertas políticas económicas. Y ese no es el Estado que yo quiero.

4 de septiembre de 2009

Sobre el recurso previo de inconstitucionalidad.


Tras el parón veraniego, quiero retomar como buenamente pueda el blog comentando uno de los posts con que nos provoca al debate Geógrafo Subjetivo. Habla sobre la posibilidad de recuperar el recurso previo de inconstitucionalidad, una antigua posibilidad procesal eliminada por muy buenas razones.

Como se puede intuir, estoy absolutamente en contra de la recuperación de tal recurso, puesto que, desde mi punto de vista, es contrario al funcionamiento democrático del sistema político español. Ni más, ni menos. Porque en nuestro sistema constitucional ya hay suficientes mecanismos de protección de las minorías políticas como para que recuperemos uno cuyo uso no dio más que problemas en su momento.

En un Estado en el que hay efectiva separación y coordinación de poderes (por mucho que diga la derecha inculta española), en el que ya hay procedimientos y cauces para que minorías representadas en las Cortes, otros colectivos ajenos a la representación popular e incluso el poder judicial puedan ejercer su disconformidad con el programa legislativo de la mayoría parlamentaria y el gobierno de turno, excluidas las elecciones periódicas, y en el que tenemos un cuarto poder que actúa de garante y salvaguarda del constituyente y de legislador negativo, la suspensión con carácter "preventivo" per se de normas relevantísimas, que integran el bloque de la constitucionalidad, no es más que un obstáculo al Gobierno y a su acción ejecutiva.

Imaginen la situación: Unas Cortes similares a las que tenemos ahora, con un gobierno que no tiene la mayoría absoluta, una oposición crispada y crispadora, un Tribunal Constitucional atascado por culpa de tal oposición y por la inmensa cantidad de recursos de amparo a resolver. El poder ejecutivo consigue pasar una reforma de la LOREG, cambiando la fórmula electoral u otros elementos infraconstitucionales con el fin de mejorar la proporcionalidad en los resultados de las elecciones, que resulta no favorece al partido mayoritario de la oposición, que suele salir beneficiado cuando valen más los kilómetros cuadrados que las personas. Entonces, haciendo uso del recurso previo de inconstitucionalidad, la ley, válidamente aprobada por las Cortes, queda en suspenso a merced de la actividad de un empantanado Alto Tribunal que tarda una media de siete años en dilucidar cuestiones muy importantes. ¿Qué pensarán los votantes representados por la mayoría de diputados que han refrendado con su voto tal programa legislativo? ¿Quién impone su criterio ante quién?

Hay quien puede alegar que tal recurso previo impide que se produzcan desórdenes y daños como consecuencia de la futura declaración de inconstitucionalidad de la norma recurrida. Es perfectamente posible, pero para eso ya existen una serie de mecanismos, aplicados por jueces y tribunales sobre el resto de fuentes del ordenamiento, y también por el Tribunal Constitucional, como son las medidas cautelares, que se toman no por obligación ni automáticamente, sino tras un rápido estudio de los daños de difícil o imposible reparación como consecuencia de la aplicación de la norma correspondiente. Garantía suficiente, temporal y medible, que no es contraria a la introducción con plenos efectos de leyes que conforman la agenda legislativa del Gobierno.

Con un Tribunal Constitucional como éste, y con una oposición irracional que recurre sistemáticamente cada una de las normas estrella de la coalición mayoritaria entre Congreso y Gobierno, el recurso previo de inconstitucionalidad, como ya hiciera Fraga en su día, sería una trampa, un sinsentido, una mordaza a la acción gubernamental, que le impediría cumplir con su propósito: Cambiar la sociedad a la que sirve democráticamente.

Porque una cosa es defender a las minorías y otra impedir gobiernos. Y más cuando hablamos de ámbitos legislativos residuales pero tan relevantes como el cubierto por Ley Orgánica, que ya se halla protegido por las mayorías reforzadas que requiere la aprobación de tales normas.

27 de julio de 2009

Hipermetropía política.


Es espectacular ver que a veces, para intentar salvar la cara en los medios, los datos tienden a leerse de forma irregular, sesgada, por no decir hipócritamente y con cierto "dolo". Me recuerdo mucho a esas personas que tienden a entender la interpretación de las leyes, por ejemplo, desde un artículo concreto, sin considerarlas de forma unitaria. ¿Y qué ocurre? Que suelen perder sus litigios, o no llevar la razón en sus asuntos.

Si vemos el avance de resultados del C.I.S., nos daremos cuenta de la ridícula falsedad que supone hichar el pecho de esa manera por un resultado concreto, y erigirse desde hoy mismo en el futuro gobierno de los españoles. Porque la realidad de las tendencias que muestra el estudio es la contraria, a excepción de esa mínima ventaja que, a varios años de las elecciones, es inocua.



Acerquémonos a la pregunta 10. Dentro de el suspenso generalizado de los líderes políticos, la alternativa apellidada Rajoy Brey se sitúa en el cuarto nivel, por detrás de Rosa Díez y de Durán i Lleida. Lo hace, además, con bastante distancia del Presidente del Gobierno, lo que induce a creer que su negativa valoración no juega a su favor.

Las preguntas 11 y 12 confrotan la valoración del trabajo del Gobierno y de la oposición. Atentos al cutre-gráfico: Para diferencias las columnas, he añadido un color rojo a la valoración gubernamental y otro azul a la del PP:

El PSOE es mejor valorado en "Muy Buena", "Buena" y "Regular", mientras que el PP gana en "Mala" y en "Muy Mala". Como en el caso anterior, y agregándolo al mismo, no veo ningún indicio que me predisponga para pensar en la actual potencia de la alternativa al gobierno. Máxime viendo la situación de, por ejemplo, el Laborismo británico y lo que dicen sus encuestas.

Otro enfoque: Las preguntas 14 y 15 no confrontan ya la labor de grupo de los actores opuestos, sino la confianza que le transmiten personalmente Zapatero y Rajoy. Hagamos de nuevo un cutregráfico para compararlos directamente, con las mismas características cromáticas que el anterior:
Como se puede leer más o menos perfectamente, el Presidente despierta "mucha confianza" en el triple de ciudadanos que Rajoy. Está casi 10 puntos por encima en el ítem que señala la percepción de "Bastante Confianza". Rajoy le gana por poco en "Poca Confianza" y le barre por más de 10 puntos en "Ninguna Confianza". Todo un dechado de indicadores que confirman la percepción de alternancia de los españoles.

El voto directo es aquella información que obtenemos tras preguntar a los encuestados qué tienen pensado votar a cortísimo plazo, mostrándonos su preferencia ideológica directa, cercana. Los datos que tenemos son esclarecedores: El PSOE le saca al PP una ventaja en voto directo de aproximadamente 4'5 puntos porcentuales, con un 12'5% de indecisos.

Pero es que si a este dato le añadimos la simpatía manifestada por un partido en concreto, al margen de la existencia de unas elecciones próximas, vemos que la mayor simpatía la retiene el actual partido en el gobierno.


Podemos observar que, dentro de una mayoría de la población que no simpatiza con ninguno en concreto, el PSOE le saca unos 7% al PP, con un cuarto de la población que no sabe o no constesta.

Hay algún que otro indicador más que podríamos analizar para observar los gustos y las percepciones declaradas de la población española a partir de esta muestra. No obstante, siendo francos, no veo los motivos del PP, más allá de los puramente estéticos, para que creamos de verdad que la población los ve como alternativa. Y no hay que ser un mago interpretando encuestas para descubrirlo.

Porque no son unos datos buenos para el PSOE, especialmente por la desafección de la población hacia la política, que puede desmotivar a buena parte de su electorado de cara a las próximas elecciones. Pero, en ningún caso, confirman la alternativa popular. Eso sólo lo podremos ver en 2011, con las municipales y autonómicas, con el leve precedente de las autonómicas catalanas, que verán el estado de salud del PSC y el del PP.

26 de junio de 2009

7-J: La consagración de UPyD


Quiero continuar con esta serie de análisis sobre las últimas elecciones de nuestro país con la mirada indiscreta hacia ese fenómeno político renovador que es UPyD. No es renovador en lo ideológico, puesto que su difuso programa apenas parece encontrar más nexos de unión que un centralismo cargado de vocabulario nacionalista hispánico. Para mí es renovador porque está introduciéndose poco a poco en la vida política de nuestro país, y ha comenzado un despegue del que, aun con los pocos elementos de análisis certero de que disponemos, parece ser sólido.

Así lo avala la gran capacidad de movilización del votante propio y el excelente crecimiento: Frente a los 300.000 votos que sacó en las Generales de 2008, y a pesar de un descenso de la participación de 30 puntos porcentuales, ha aumentado su caudal de votos en 180.000 en apenas un año de existencia.

¿Por qué tamaño éxito? Porque han sabido construir un discurso más o menos atractivo para, especialmente, descontentos con los partidos actuales y votantes de la esfera del centro-derecha, si bien es evidente que ha rascado parte del voto socialista. La demostración, lejos de ser absolutamente certera, se basa en una idea que llevo barajando cierto tiempo: La mayor cantidad de votos que obtiene UPyD salen de enclaves escorados a la derecha política y sociológica. Por ejemplo, la Comunidad de Madrid. Y, dentro de ella, especialmente en zonas de renta elevada y en lugares en que la derecha campa a sus anchas. Esclarecedores son los apoyos que obtiene en municipios genuinamente de derechas, como Pozuelo de Alarcón (9'89% de los votos), Majadahonda(10'43%), Las Rozas (11'73%) o Boadilla (10'67%). Frente a estos abultados resultados, municipios del Cinturón Rojo como Coslada, Fuenlabrada, Getafe, Leganés o San Fernando de Henares no obtienen en ningún caso más del 6%.

Estos excelentes resultados en la Comunidad de Madrid, a pesar de las diferencias municipales, hacen de esta región un lugar fundamental para el despegue del partido, ya que, habida cuenta de nuestra legislación electoral, y pensando que estos votos recibidos con una participación en la CAM del 51% pueden incrementarse con una permanente campaña en la zona (los tres cargos institucionales del partido han de patearse Madrid si desean crecer), superan con creces lo necesario para obtener una sustancial representación en muy diferentes ayuntamientos (capital incluída) y en la Asamblea. Un campo de trabajo espectacular, habida cuenta de lo positivo para los pequeños partidos del tamaño electoral de la circunscripción madrileña, al menos en lo que a elecciones autonómicas y municipales se refiere (las elecciones generales son otro cantar).

Pero la dependencia de Madrid (que hace que analistas tan finos como Roger Senserrich o Geógrafo Subjetivo hablen de partido nacionalista madrileño) es, a la vez, una garantía de leve éxito pero una atadura: Los resultados en el resto de España se diluyen por el tamaño de la circunscripción electoral, lo que vetaría la entrada en parlamentos regionales como el de Castilla y León o el de la Comunidad Valenciana de no mejorar mucho los resultados, dadas las leyes electorales que rigen dichas elecciones. Además, y pensando en el discurso político de Rosa Díez, la soflama queda bien en el centro para el que se pide el pan y la sal, pero se va diluyendo conforme la distancia se incrementa. Así lo atestiguan los resultados en Andalucía (donde se encuentran un par de la circunscripciones donde algo se podría sacar), Galicia, País Vasco (a pesar del escaño de Álava), Extremadura, Canarias y, desde luego, Cataluña.

Además, y por si fuera poco, el comportamiento del voto en País Vasco y Galicia ha modificado su trayectoria sensiblemente en los diferentes procesos electorales: Si en España el voto ha crecido a pesar de la participación baja, en ambas comunidades ha obtenido mucho menos apoyo del que obtuvo en las recientes autonómicas: En Galicia, pasó de 9.776 votos en 2008 a 23.796 en las autonómicas, para descender a 14.019 votos el pasado día 7. Ello nos puede hacer pensar que puede que haya ciertas CCAA donde ya se han aproximado al techo electoral, al contrario de lo que ha ocurrido en Madrid.

¿Cuál es mi pronóstico? UPyD, de no morir de éxito durante estos dos años, puede convertirse en una poderosa fuerza electoral local en las dos Castillas, Madrid y diferentes ciudades españolas (buena parte de las capitales de provincia), e irrumpirá, seguro, con Grupo Parlamentario propio en la Asamblea de Madrid, y, con esfuerzo, en las Cortes Valencianas, así como en el Parlamento Andaluz y, con mucha suerte y esfuerzo, en las de Castilla y León por León o Valladolid. Siendo optimista, claro, y pensando que habrá posibilidad de encontrar buenos candidatos para la alcaldía de Madrid y la presidencia de la CAM.

Además, habrá que ver cómo consigue UPyD acercarse a partidos centristas e independientes poco definidos locales que moran en multitud de municipios, que pueden suponer una estructura básica fundamental y un aporte considerable de voto. Los Centristas de Majadahonda, Foro Ciudadano de Cáceres o BT en Badajoz son muestras de ello.

Pero UPyD se ha consagrado. Le costará expandirse en el Congreso de los Diputados a medio plazo, pero, si sabe seguir siendo un partido ideológicamente basado en la indefinición y en la crítica al Gobierno y que lanza mensajes claros a buena parte de la ciudadanía, podrá dotarse de una interesante plataforma territorial que le permita crecer a medio plazo. Aunque habrá que ver como aplica esa "regeneración democrática" a un partido que comienza a llenarse de cuadros políticos con sus ambiciones, sus intereses y, sobre todo, su disparidad de ideologías.

24 de junio de 2009

7-J: Breve análisis de los resultados


Ha pasado suficiente tiempo como para analizar en frío los resultados de las últimas elecciones que hemos vivido en nuestro país. Con ciertos matices, se cumplió buena parte de lo que comenté en el post anterior: Poca diferencia entre PP y PSOE, a favor del primero en 2 escaños, IU se mantiene y UPyD obtiene representación, quedándose bastante lejos del 2º escaño que, en algunos momentos de delirio, pensé que la fuerza política de Rosa Díez podría llegar a obtener. Los nacionalistas, como siempre, saben optimizar muy bien sus votantes, como vemos, al margen de la circunscripción. Menos del 50% de participación, una Eurocámara conservadora, y el euroescepticismo fluyendo por doquier.

La verdad es que, a nivel general, si alguna enseñanza podemos sacar del resultado de estas elecciones, al margen de los múltiples análisis que han podido leerse, es que unas elecciones son difícilmente comparables con otras de diferente. Y nada es mejor para demostrar esta afirmación que los datos empíricos:

En 1999, con Aznar en Moncloa y a las puertas de la debacle socialista que promovió la mayoría absoluta del PP, éste ganó las elecciones por sólo un 4% de los comicios. En 1994, con el PSOE en el Gobierno y toda una estrategia de crispación montada a nivel nacional, el PP las ganó por un 10%. En 2004, con un Zapatero recién llegado a la Moncloa, apenas ganó el PSOE por un 1'5% del total de votos. ¿Qué ocurrió después? En 1996, Aznar derrotó por la mínima a González. En 2000, Aznar obtuvo la mayoría absoluta en las Cortes Generales, y en 2008, Zapatero volvió a ganar a Mariano Rajoy con más votos que en 2004.

¿Por qué? Son elecciones diferentes, en escenarios diferentes, con circunscripciones diferentes y, sobre todo, con líderes muy diferentes. Los elementos en juego no tienen nada que ver, y es imposible, a priori, hallar una ley que, de una visión empírica, demuestren una interrelación entre elecciones al Parlamento Europeo, y elecciones a Cortes Generales y, especialmente, entre sus resultados. En estas elecciones, apenas ha habido llamada al voto útil, ha habido pocos trasvases (estamos a la espera de ver la encuesta del CIS) y hay circunscripción única. Por ello, el efecto socavón del PP en Cataluña apenas cuenta en cómputo de escaños. Curiosamente, el del PSOE en Madrid parece haberse frenado.

De hecho, creo que, más o menos, los líderes a examen se encuentran en la misma situación en la que se estaban antes del 7-J. Lara ha salvado los muebles al frenar la caída de IU. Rosa Díez ha obtenido representación y, a pesar de la caída de la participación, ha aumentado su masa de votantes en unos 180.000. Zapatero ha perdido dignamente las elecciones más difíciles a las que se enfrentaba y Rajoy ha sido capaz de sobrevivir a lo que podía haber sido su última noche como líder en Génova 13, ganando las elecciones y enviando a algunos incómodos a la Eurocámara.

En todo caso, parece claro que el hecho de que en unas elecciones en las que vota menos del 50% del censo, que importan poco a la ciudadanía y en la coyuntura actual, el desgaste del gobierno es, cuando más, moderado. Porque, hecho y publicado el recuento definitivo ya, el PP aventaja al PSOE en apenas 530.000 votos, diferencia notable en otras circunstancias electorales, pero poco relevantes cuando en Andalucía vota el 42% y en Cataluña el 37'5%.

Dado el alto índice de movilización electoral en las Elecciones Generales por la importancia con que la perciben los ciudadanos, y habida cuenta de la antesala electoral que supondrá (salvo que se adelanten mucho las próximas elecciones, algo que no es en absoluto descartable) el 22 ó el 29 de Mayo de 2011 (tengo dudas sobre el día), nada está cerrado, y nada está perdido. El PP no ha despegado, el PSOE no ha caído demasiado, y, quizá, los brotes verdes mejoren el panorama de aquí a un tiempo. Extrapolar resultados no es sensato, sí interpretarlos. Y de ahí que seamos capaces de ver que, por mucho que algunos celebres actos y demás fastos para vanagloriarse de unas mínimas victorias, la partida apenas se ha movido.

6 de junio de 2009

7-J: Impresiones previas.

Este post no es como otros muchos que se han escrito sobre las Elecciones Europeas. No va a ser un post propagandístico, sino todo lo contrario: Aburrido, como casi todos los que escribo, si bien comenzaré por explicar mi voto. Sólo lo publico porque quiero señalar una serie de variables que considero muy interesantes en las elecciones que mañana afrontamos todos los españoles mayores de 18 años y otros ciudadanos con derecho de sufragio activo: Las Elecciones al Parlamento Europeo.

Mañana, día de mis terceras elecciones como votante, depositaré en la urna la papeleta encabezada por Juan Fernando López Aguilar, candidato del PSOE a las elecciones europeas y, por el bien de la Unión, espero que futuro Comisario de Libertades Públicas y Democracia. Votaré con todas mis fuerzas al PSOE porque creo en una Europa de tintes más federalistas, que profundice en el desarrollo de espacios de Seguridad, Justicia y Libertades, que garantice y revise el modelo social del que disfrutamos para que pueda seguir vigente y, sobre todo, que luche contra el nuevo nacionalismo cateto y conservador que gana fuerza en diversos estados miembros. Ah! También porque espero que los eurodiputados socialistas que tomen posesión en los próximos días propongan un nuevo candidato para presidir la Comisión y manden a mi país vecino al servil Durao Barroso.

La primera de mis impresiones circula en torno al tipo de circunscripción electoral de esta convocatoria: Única a nivel nacional. Curiosamente, la que mejor garatiza la representación directa del conjunto de los ciudadanos, sin la corrección que supone la circunscripción provincial, que barre con muchos votos de muchos ciudadanos. Mañana votaremos las mismas listas de 54 candidatos de los diferentes partidos en Álava, en Cádiz, en Huesca y en Badajoz,sin que nada varíe. Ello hace que, a priori, las opciones políticas minoritarias se vean favorecidas: Porque,por mucho que digan los que no entienden nuestra fórmula electoral, el problema es el tamaño de la circunscripción y, por supuesto, el número de votos obtenido. Se trata de una circunscripción que frustra a las fuerzas regionales, que han de ir en coalición para optar a tener representación, y que favorece, en especial, a esas fuerzas de carácter nacional que están muy por debajo en voto de PSOE y PP. Especialmente UPyD e IU. Cabe decir que es el tipo de circunscripción que más me gustaría para las Elecciones Generales, que se supone eligen las Cámaras que representan la soberanía popular en su conjunto, sin compartimentar.

La primera variable, que debería resultar muy atractiva para los terceros partidos nacionales, consigue contrapesarse por la baja participación que se asocia a estos comicios. Ello no es más, desde mi punto de vista, que el hecho de malas campañas y falta de información. Porque es complejo explicar a las personas, que normalmente votan para elegir a alguien y no a un grupo de representantes, que lo que ahora van a hacer es elegir un Parlamento que no saben muy bien qué hace ni qué elige y, sobre todo, qué consecuencias prácticas tiene en su vida diaria. Pensemos en las restantes elecciones de nuestro país: Los votantes eligen un alcalde, un presidente en su comunidad autónoma y un presidente del Gobierno. ¿Y en estas? ¿Alguien que no sea un freak de la política, del Derecho Comunitario o de ambas a la vez (como es mi caso) lo sabe? Se genera un efecto de inutilidad del voto, por así decirlo. Votas algo español para no se sabe qué. Si se eligiese un presidente de la UE, visible y reconocido por los partidos a escala europea (eso que no existe), otro gallo cantaría.


En tercer lugar, cabe destacar la horrenda manipulación de PP y PSOE, que hacen de una campaña europea un debate nacional cuyos efectos no son más que desmoralizantes para quienes lo ven. Porque el PP las ha planteado como una moción de censura a Zapatero (como si la composición del Congreso de los Diputados variase algo tras este 7-J), y el PSOE ha pensado que la mejor respuesta era contratacar y movilizar su electorado con temas que, por muy agradables o estimulantes que sean, no tenían nada que ver con la UE. Buena parte del electorado votará para que no gane el PP y otros para castigar al Gobierno.

¿Cuáles son los resultados de estas características previas?

1- Que ningún partido tiene una ventaja electoral clara, y mañana puede pasar cualquier cosa. En cualquier caso, apuesto por un empate técnico entre PP y PSOE (22-22 escaño arriba o abajo), y poco para los minoritarios (uno para UPyD y espero 2 para IU), cuya esperanza para colocar más gente en la Cámara será que Irlanda retifique pronto el Tratado de Lisboa(y nos correspondan 4 eurodiputados más). Resulta muy significativo que el PP, con la que está cayendo, no le lleve al PSOE 10 puntos en intención de voto directo.

2- Una participación baja, menos del 50%, por mareo, hastío y despreocupación. Porque la gente normal es gente normal, no tonta. Ello afectará, especialmente a los minoritarios. Rajoy, Lara, Zapatero y Díez tienen un examen, ordenados de mayor a menor importancia.

3- Una Eurocámara con exigua mayoría conservadora, dado el talante de parte de los conservadores de según qué miembros, que apuestan por un nuevo grupo "antifederalista".

4-Un crecimiento exponencial del antieuropeísmo (más pasota que militante) en un momento en que España no recibe tantas ayudas como antes por el reciente ingreso de países muy pobres, la crisis económica continúa y el paro decrece ma non troppo.

Luego podremos analizar datos concretos. Considero muy relevantes los datos de participación en Madrid, Andalucía, Valencia y Galicia. Avanzo que procuraré hacer cuatro análisis diferentes: Composición de la Eurocámara, política nacional, Extremadura y Badajoz (si los exámenes me lo permiten).

10 de abril de 2009

De presidentes ilegítimos y legítimos demagogos.


No voy a abordar el asunto de la remodelación del Gobierno de España sino de forma tangencial, puesto que mucho se ha escrito ya y en casi todo estoy de acuerdo. Sólo puedo decir que valoro muy positivamente las entradas de Chaves, Blanco y Gabilondo, no entiendo la de González-Sinde y me hubiera gustado ver un par de salidas más, porque no creo que Mercedes Cabrera, Molina o Bernat Soria hayan metido mucho la pata.

Sí quiero hablar de la última perla de Javier Arenas, un animal político nato que pierde todas las elecciones a las que se presenta, y, aún así, sigue cobrando (y muy bien) del erario público, a fuer de liberal. En esta última declaración a la desesperada, como la mayoría de las que se le oyen desde hace un año, intenta confundir a la ciudadanía acerca de nuestro sistema político, alegando que Griñán, futuro presidente de la Junta de Andalucía, será ilegítimo y debe haber elecciones anticipadas.

Este señor, que, según fuentes oficiosas, tardó 12 años en acabar la licenciatura en Derecho, olvida que el actual sistema autonómico, hecho a imitación del sistema político que la Constitución consagra para las instituciones centrales del Estado, se basa en un régimen parlamentario. Un régimen que elige al titular del poder ejecutivo de forma indirecta, filtrando la voluntad popular a través de una Cámara de representanción del propio pueblo. En las elecciones autonómicas no se elige al presidente de la misma, sino que se elige un Parlamento que, conocida la relación de confianza, sostén, acoso y derribo o como queramos llamarlo, ha de elegir, normalmente de entre sus miembros, a la más alta magistratura del poder ejecutivo de la citada entidad territorial.

Porque, de hecho, en nuestras elecciones autonómicas no elegimos presidente: Lo que realmente elegimos es la composición del arco parlamentario, materializada ésta a través del voto a uno u otro partido. Pero como los partidos pueden ser muchas cosas, pero desde luego no son tontos, deciden centrar la atención en un rostro, una imagen: La del candidato que, salvo catástrofe, será presentado por el grupo parlamentario que los ciudadanos elegimos para presidir los designios de la CA durante lo que dure la legislatura.

Por ello, tiene cierta parte de razón Arenas, puesto que, realmente, al gente vota al candidato a la presidencia, si bien formalmente no lo hace. Y ese es el doble juego de la democracia representativa de nuestro mapa autonómico, que hace surgir este conflicto cuando un presidente abandona el cargo por uno u otros motivos. No es, como bien apuntan por ahí, el primer caso: En 2004, Bono salió de la presidencia de Castilla La Mancha para ser ministro de Defensa, Zaplana salió de la Comunidad Valenciana para ser ministro, etc... Y nadie, que yo sepa salió a pedir nuevas elecciones por considerar ilegítimos a sus sucesores (sabiendo además que, normalmente, son los siguientes en la línea "sucesoria" que establecieron en sus gabinetes).

A pesar de la utilización demagoga, inculta y partidista de la que hace gala Javier Arenas, es cierto que tal juego de legitimidades diferenciadas entre la teoría y la práctica política hace ciertamente incomprensible nuestro sistema a ojos de buena parte de los ciudadanos de a pie. Y como soy partidario de clarificar el juego institucional básico de cara a la ciudadanía, yo evitaría estas desavenencias modificando el sistema político, en el rango que fuese necesario, para hacer que los titulares de poderes ejecutivos fuesen elegidos directamente (o con la leve interferencia de un colegio como en EEUU) por los ciudadanos, a la francesa, para evitar así legitimidades indirectas que provoquen que incautos desesperados se aprovechen del desconocimiento ciudadano, y obtengan rédito político sin razón.


13 de marzo de 2009

Comentarios al 1-M (y III).


Después de hacer consideraciones particularizadas sobre el 1-M y el efecto que ha tenido en ambas autonomías, he pensado en hacer una serie de valoraciones generales sobre el impacto global que han tenido, porque realmente la conclusión que yo saco difiere en mucho de la que se percibe en los medios de comunicación, máxime cuando algunos ya opinan que estas dos elecciones autonómicas suponen una lanzadera para un PP flojo de cara a las Europeas, y, por consiguiente, de cara a la Moncloa.

El primer apunte que quiero hacer no es más que un mero recuento del voto depositado en Galicia y País Vasco a los dos grandes partidos nacionales. Porque de la suma de las pérdidas y ganancias de voto en comparación con sendas elecciones de 2005, sacamos una conclusión muy interesante: Hoy el PSOE tiene, en el conjunto de la nación, y tras haberse contabilizado ya el voto CERA (que acabó dándole un escaño más en Orense, confirmándose la tendencia comenzada en las elecciones Generales de 2008), 15.364 votos más en el conjunto de la nación que el 28 de Febrero de este año, y el PP tiene 9.281 menos.

Ello es así de simple: En comparación con las elecciones de 2005 en Galicia, el PP ha obtenido un total de 56.389 votos, mientras que el PSOE ha perdido 25983. Si hacemos lo mismo en el País Vasco, podemos ver que el PSOE ha ganado 41347 votos, mientras que el PP ha perdido 65.670. Computándolos las dos de forma conjunta, da los resultados antes apuntados: El PSOE sube y el PP baja. El fuerte Rajoy que se ha visto salvado por el resultado gallego, resulta que tiene menos apoyos que hace sólo unos días. Porque podemos escenificar mucho, pero los datos numéricos hablan por sí solos.

En segundo lugar, podemos decir que, por mucho que se empeñen, estas elecciones no son, en absoluto, equiparables a las Europeas que se aproximan, lo que no quiere decir que el espíritu con el que las del 1-M se han tomado no pueda influir. Tampoco las Elecciones a Cortes Generales son equiparables, ni ninguna otra, por un hecho sencillo. Porque, desde luego, se juegan partidos muy diferentes, y, además, votará el conjunto de la nación, no sólo parte de ella. El hecho sencillo que comenté es que hablamos de unos comicios en los que, históricamente, ido reduciéndose la participación como en ningún otro tipo de las elecciones importantes de nuestro país. Además, la ventaja de la circunscripción única hace que no ser pierda ningún voto, rentabilizándose el voto en opciones minoritarias. Con esa suma, baja participación y rentabilidad del voto, los grandes partidos van a obtener, salvo que algo ocurra, una contienda muy dura, en la que, sin duda, UPyD tiene buenos visos de convertirse en la tercera fuerza política del país. Hago ya mi apuesta: De los 54 escaños con que se supone que España va a concurrir al Parlamento Europeo, UPyD tiene posibilidades de sacar 2, 3 en el mejor de los casos.

Por último, sólo hacer hincapié en la poderosísima influencia que ejerce aparentar lo que no se consigue en el contacto con la opinión pública: Si para mí el mayor ganador es UPyD, por lo que comenté en post anteriores, el verdadero ganador para la inmensa mayoría de la población es el PP, a pesar de la sangría de votos en el País Vasco. Al final parece que todo acaba siendo lo que parece.

12 de marzo de 2009

Malos pasos hacia ningún sitio.


Ese día yo estaba en el instituto, como era lógico. Era el primer curso de Bachillerato, y recuerdo perfectamente el momento en que conocimos, en el recreo de las 10, la noticia. Pensamos que era un atentado de los que no hacen mucho daño físico, porque oíamos que no había apenas muertos y algunos heridos. Pero aquello fue creciendo vertiginósamente a lo largo de la mañana, y algunos comenzamos a ponernos nerviosos. Y, al llegar a casa, estremecimiento, lágrimas y dolor.

Murieron jóvenes, estudiantes como nosotros, inmigrantes, trabajadores como mi hermana o mi cuñado... Todavía me da miedo pensar que ese día personas como yo, que hacían lo mismo que yo hago hoy, que se encontraban donde yo me encuentro hoy, murieron por ser lo que eran, por una idea bárbara de unos desalmados.

Ya han pasado 5 años de ello, y alguien, con poca visión política y menos humana, ha decidido no ir a unos actos institucionales en recuerdo de una barbarie que nos conmocionó por un motivo que no llego a comprender y que jamás compartiría. El PSM ha cometido un error que le pesará durante mucho tiempo: Ofender a toda la ciudadanía de este país por quejarse ante un procedimiento legítimo y adecuado de una cámara en la que hay mayoría absoluta conservadora con la total legitimidad democrática.

A mí me duele mucho todavía lo que ocurrió, porque podía haber sido yo. Podrían haber sido mi hermana, mis amigos, mi familia. Y por ello no puedo imaginar el dolor que han de sentir muchas víctimas, directas e indirectas, al ver como miembros del principal partido de la oposición madrileña, al que muchos votaron, se comporta de esta manera, políticamente miope y humanamente no deseable.

¿No podría haber empezado hoy el boicot? Así no se consiguen votos, desde luego. Lo que se consigue es confusión, incomprensión, y cierto repelús.

6 de marzo de 2009

Comentarios al 1-M (II)


Si antes hablamos de las Elecciones autonómicas de Galicia, hoy toca hablar de las elecciones autonómicas del País Vasco, un tanto más complejas de analizar pero quizá por ello mucho más agradables de comentar. Son ya ríos de tinta los que corren, y más después de confirmarse hoy mismo que el PSE ha conseguido su escaño nº 25 por Álava.

En primer lugar, hay que destacar que se trata de un resultado más o menos atomizado, como suele ser habitual en el Parlemento Vasco, pero, comparando con otras legislaturas, vemos que no lo es tanto como pudiese parecer a simple vista: En ésta, y por poner un ejemplo de agrupación de escaños, las tres primeras fuerzas políticas tienen 68 escaños sobre un total de 75, muy alejada del panorama político que se dibujaba a comienzos de la III, V o VI legislaturas, en las cuales la misma agrupación de los tres partidos más votados daba números muy diferentes: 49, 51 y 51, respectivamente. Nos encontramos ante el Parlamento Vasco más sólido de la democracia, por las razones ya esbozadas. Ello hace que, en principio y desde el más absoluto razonamiento teórico, la elección de lehendakari y la estabilidad parlamentaria de esta IX Legislatura parezcan objetivos más sencillos que en otras épocas.

A este bajo nivel de fragmentación cuantitativa (por así decirlo) se une una mayor complejidad cualitativa, esto es, en cuanto a las fuerzas políticas que lo componen: Un PNV con 30 escaños, el PSE-PSOE con 25, el PP con 13, Aralar con 4, y EB, EA y UPyD con 1 cada uno. Un total de siete partidos, dos de ellos con destacado apoyo y otro con un apoyo medio, que, dada la lejanía de las principales minorías mayoritarias de los 38 escaños que supone la mayoría absoluta de la Cámara, hace necesaria la apertura de pactos entre los siete partidos, en las que, en principio, cada voto cuenta. Una distribución, como vemos, muy alejada de los cinco partidos que poblaron la Cámara en la VII Legislatura, pero que coincide con la moda del período democrático. En este caso, la diferencia ideológica abismal que separa algunas de las formaciones hace que los pactos no sean inocuos en un ambiente no esterilizado, por lo que podemos hablar, sin temor a equivocarnos, de dos grandes grupos, o frentes: "Constitucionalismo" y "soberanismo", guiados más por cuestiones de territorialidad y autogobierno que de la sempiterna lucha ideológica entre izquierda y derecha.

En esta división de la Cámara en bloques, también podemos observar otro hecho curioso: Es la primera vez en toda la historia democrática de la Cámara que el bloque constitucionalista supera al bloque nacionalista: Comparando con la legislatura que dio comienzo en 2005, vemos como el bloque "constitucionalista" reúne ahora 39 frente a 33, y el bloque "soberanista" reúne 36 frente a 42. Ello hace que, en tanto el eje fundamental para elegir lehendakari no es el de izquierda-derecha, sea posible un gobierno formado por uno o varios partidos del bloque constitucionalista, dada la dificultad de entendimiento de los partidos mayoritarios de ambos bloques desde algo más de una legislatura. Por ello, y a día de hoy, se hace más que posible que Patxi López sea investido como lehendakari, sin saber muy bien cómo hará para mantenerse a lo largo de cuatro años que pueden hacérsele eternos.

Pero centrémonos en el análisis puro y duro de los resultados en votos, porque en la prensa parece que nadie se ha molestado en ver lo que ha pasado, y menos en la sede de Génova, 13. Porque, y empezando por la mitad, el PP, que ha conservado 13 escaños (perdiendo dos desde la anterior legislatura), ha perdido la friolera cantidad de 65.000 votos desde 2005 a esta parte, continuando una senda peligrosa que ya se atisbó en 2005, por más que Rajoy crea que ha salvado los muebles por el hecho de posibilitar un gobierno constitucionalista. Pero aquí nadie ha lanzado la más mínima idea de autocrítica, nadie ha dimitido, mientras que otros con porcentajes de voto superiores e incluso muy superiores sí lo hacen. Todo es cuestión de expectativas: Mientras que Touriño tenía posibilidades de ser investido de nuevo, todos sabemos que por Basagoiti nadie daba un duro.

Mientras tanto, el PSE-PSOE mantiene unos niveles de voto muy superiores a los de otras épocas, en las que estaba más o menos como el PP a día de hoy: Obtiene algo más del 30% de voto emitido en una Comunidad Autónoma en la que la participación electoral adolece de no ser muy alta, y, además, se embolsa más de 40.000 votos, sin contar el C.E.R.A (que ha sido escasito pero le ha dado una alegría en Álava). A pesar de estar por debajo del nivel de voto del PSOE en el conjunto de comunidades autónomas, dado lo diverso del arco parlamentario es un resultado más que bueno. En medio de la tormenta, ha sido una alegría para Zapatero.

Pero lo más destacable, a mi juicio, y como señalé anteriormente (y acerté con el pronóstico) es el escaño obtenido por UPyD en Álava. Se trata del segundo puesto institucional que obtiene el partido de la vasca Díez, colocándose por encima de EB y EA en dicha provincia, batiendo sus marcas y duplicando lo obtenido en las generales de hace apenas un año: Pasa del 0'94% del voto válido total emitido en dicha comunidad autónoma al 2'14%, y, en la provincia en cuestión, pasa del 1'18% al 3'97%, un crecimiento exponencial que deja fuera de toda duda el calado que UPyD irá teniendo en diversos lugares de España (me inclino a pensar que en los más conservadores, especialmente), como veremos en la próxima convocatoria electoral. Para los que dicen que el sistema electoral tiende al bipartidimos por la ausencia de proporcionalidad, que vean como en algunos sitios los partidos respaldados por votos adquieren representación hasta en situaciones de desproporcionalidad.

Sobre los demás, dado mi desconocimiento sólo señalar que parte del crecimiento de Aralar se debió, como apunté, al voto de parte de la izquierda abertzale que decidió optimizar su voto ante la falta de marca electoral batasuna, y que lo de EB-IU da muestras de ser agónico, camino de la desaparición autonómica: Unos 600 u 800 votos menos, y quizá hubiese acabado como en Cantabria, Extremadura o Canarias.

A día de hoy, López rechaza un gobierno con el PNV, lo que deja abierto un gobierno en solitario del PSE respaldado por otras fuerzas, supongo que las constitucionalistas fundamentalmente, abriendo una brecha al apoyo parlamentario del PSOE en el Congreso de los diputados. El análisis es este, aunque lo que viene a partir de ahora es absolutamente inesperado: Gobiernos minoritarios frentistas o no, en PNV en proceso de debate interno, un PP mareado a la espera de que la crisis no amaine, etc...

¿Ibarretxe? Siempre puede ir al Parlamento Europeo, como Touriño.

3 de marzo de 2009

Comentarios al 1-M (I)


Pasados dos días de las elecciones, conviene reflexionar sobre lo que pasa. Al margen de los problemas comunicativos del PSOE, que los tiene, mirar la prensa y ciertos blogs en estos días es alucinar, literalmente, porque se desprenden ideas que, desde mi punto de vista, ni son del todo ciertas ni son realistas. Tiempo habrá para tocarlas. Hoy sólo quiero hablar de Galicia.

Desde los comienzos de la autonomía, Galicia ha sido una comunidad autónoma que, mayoritariamente, ha albergado mayorías de centro-derecha y derecha en su Cámara, lo que se ha traducido en gobiernos monocolor de dicha ideología, siendo su exponente más significativo Manuel Fraga, animal político de calibre y superviviente del Régimen, la Transición, el felipismo y el aznarismo, que obtuvo, en las convocatorias electorales de 1990, 1993, 1997 y 2001 mayorías absolutas de 38, 43, 42 y 41 escaños sobre 75 que tiene la Cámara, y que fue desbancado por un pacto entre PSOE y BNG, que superaron por uno los 37 que Fraga obtuvo en 2005.

Por tanto, no parece que hablar de una victoria popular en tiempos de crisis económica en Galicia sea excelente, por más que Rajoy la necesite, sino como una simple normalidad histórica: De hecho, en 1993, el mejor resultado para el PP en Galicia, coincide con la etapa de declive nacional del PSOE.

Y es que hay que mirar la historia del PSOE en Galicia para entender que esta imagen de derrota es real, sí, pero se halla inmensamente magnificada por interés mediático: Se trata de un partido que en 1993 tenía apenas 19 escaños, y que en 1997 quedó tercero en las elecciones, con un ruinoso resultado de 13 escaños. Touriño ha dimitido porque ha defraudado unas expectativas de conseguir mantener un gobierno que nació "por los pelos·, obteniendo la nada despreciable cifra de 24 diputados (con posibilidad de conseguir 25) y 482.579 votos, pero no por haber obtenido un mal resultado electoral. Se han perdido (por ahora) unos 20.000 votos, nada más. El pesimismo, desde mi punto de vista, está absolutamente injustificado. Porque en Galicia no hemos gobernado varias legislaturas con mayorías destacables, como en Madrid, Murcia, Navarra o Comunidad Valenciana, no: Se trata de la Baviera Hispánica.

Mirando al PP, no es que se haya conseguido mucho que justifique la alegría, al margen de jorobar un poco a Zapatero y salvar el pescuezo de Rajoy: Se ha recuperado la Xunta, sí, pero un crecimiento potencial de 60.000 votos con un Gobierno mudo en plena crisis, un gobierno autónomo que mezcla nacionalistas y socialistas y varios escándalos suntuosos, no dicen mucho ante una subida de la participación que supera el 70%.

Está claro que el PP tiene un suelo sólido, como lo tuvo en 2005. Pero el resultado del PSOE de Galicia es, de entre todos los computables, de los más abultados, y dan para pensar en crecimientos futuros. Hay que aprender de los errores, pero no martirizarse por perder la batalla contra los elementos. Porque lo de 2005 fue como fue, y el PP aventajaba al PSOE en más de 12% del voto.

De EU-IU, mejor ni hablamos, ya que el ínclito Cayo Lara dice que son unos resultados estupendos con el 1% de los votos. Sobre UPyD, acerté mi pronóstico: No obtuvo escaño por ninguna provincia, pero obtiene la cuarta posición en número de votos en la Comunidad Autónoma. No le auguro ningún éxito electoral en Galicia más allá de ciertos municipios, al menos no a corto-medio plazo, pero dicha posición es bastante.

24 de febrero de 2009

UPyD: Dos escenarios, dos hipótesis (II)


Se me acaba el plazo para hacer una previsión de lo que ocurrirá con UPyD el día 1 de Marzo, que está ya al caer. Por ello voy a escribir algo breve, pero que exprese con claridad mi pronóstico, y los motivos por los que pienso en ello.

Soy un gran desconocedor de la situación política del País Vasco, en primer lugar. Dicho esto, lo más reseñable del sistema electoral vasco reside en que sus tres provincias aparecen igualmente representadas en la Cámara de la Comunidad Autónoma, lo que quiere decir que los alaveses eligen a 25 diputados, de igual modo que hacen los vizcaínos, a pesar de ser ellos casi cuatro veces la población de la provincia anteriormente citada. Ello se traduce en una gran falta de proporcionalidad, que ha sido modificada por el legislador vasco, sin saber muy bien por qué. Así, 75 escaños, 25 por territorio, con lo que ya conocemos: sobrerrepresentación de los pequeños en detrimento de los grandes.

En cuanto al sistema de partidos, nos encontramos ante un panorama complejísimo, quizá el más complejo de todas las comunidades autónomas de España (a mi juicio, más complejo que el catalán): Al tradicional eje izquierda-derecha hemos de añadir, al menos, un eje más: Nacionalismo-Constitucionalismo (por llamarlo de alguna manera). Ello hace que, en la actual cámara vasca, podamos encontrar un partido no nacionalista de derechas (PP), un partido no nacionalista de centro-izquierda (PSOE), un partido pseudonacionalista de izquierdas (EB-IU), un partido nacionalista de derechas (PNV), un partido nacionalista de centro-izquierda (EA, escisión de PNV), un partido de izquierda abertzale, esto es, nacionalista, (Aralar) y un extraño invento que sostiene el entramado político de ETA, el PCTV. ¿Qué rasgos vemos? En primer lugar, una fuerte atomización de la representación, que impide que haya mayorías monopartidistas claras, y, en segundo, unos traspasos de voto que, de aquí para atrás, han hecho que los partidos situados próximos en el eje nacionalismo-constitucionalismo se retroalimentarán según el clima político nacional. Y pongo un ejemplo: En las elecciones vascas de 2001, sube el PP y baja el PSOE, y en las elecciones de 2005, al contrario.

¿Dónde queda UPyD? Quedaría situada más o menos en la misma esfera que el PP y el PSOE, al defender un discurso frontalmente enemigo del nacionalismo, y puede captar votos de ambos, por lo difuso de su mensaje más allá del ataque a todo el que se pone por delante. Unos candidatos desconocidos no ayudan, es evidente, pero UPyD, aprovechando su situación en el espacio político y la naturaleza del voto de Álava (provincia menos nacionalista de las tres), sobrerrepresentada por un sistema electoral de tal calibre, tiene alguna oportunidad en tal provincia con especial intensidad, si bien, dado el tamaño de las cincunscripciones electorales, podría conseguirlo también Vizcaya si movilizase un número suficiente de personas y supiera crearse un suelo sólido (como le pasa a EB-IU). La comparación con las Elecciones Generales (espuria en tantas ocasiones) contribuyen a apoyar la hipótesis del escaño alavés: De las tres, fue en la que más sacó, a pesar de no obtener más que un mísero 1'18% del voto total.

Pero en este contexto, en el que, según todas las encuestas, el tripartito gobernante pierde gas y el PSOE sube como la espuma, hay algo revelador que pocas encuestas tocan: El posible trasvase de votos de los ilegalizados partidos proetarras a, especialmente, EA y Aralar, que harían que el sector nacionalista pudiera mantenerse en el poder, pasando de un tripartito antinatura a un cuatripartito algo más coherente pero altamente inestable.

Muchas ideas, pocos datos, una aproximación: A UPyD le doy, como máximo, 2 escaños, aunque lo más probable es que se quede cerca de conseguir 1. Lo tiene más fácil que en Galicia, ma non troppo.

Como ya dije, su prueba de fuego serán las Europeas, en las que no me cabe la menor duda: Obtendrán un muy buen resultado.

21 de enero de 2009

Obama sí es cambio.



Obama, recién nombrado 44º presidente de los EEUU, ha representado el cambio a lo largo de estos últimos dos años de precampaña, caucus, campaña y elección presidencial. Es un cambio tanto por su forma (afroamericano, joven) como por su discurso, muy cargado de referencias políticas que se acercan bastante a la idea que en Europa podemos tener de socialdemocracia, de lo público, de las relaciones exteriores, etc... Y así ha sido. Quien ha seguido su discurso de toma de posesión sólo ha podido quedar defraudado por lo vago y general de algunas propuestas, pero no por el tono general del mismo.

Y es que, sin entrar con más profundidad al tema, Obama supone encarna el cambio de paradigma político-económico norteamericano, en parte gracias a la crisis financiera internacional que nos rodea y nos absorbe. Siempre han marcado ciclos de cambio histórico las crisis:

1929 supuso la gran contracción del capitalismo liberal clásico. Para superarla, los estadounidenses eligieron a Roosevelt en 1932, un carismático demócrata que ganó las elecciones 4 veces, rompiendo la tradición de autolimitación de mandatos. Siguiendo las ideas políticas de Keynes y de parte de su escuela, entendió que la crisis de crecimiento del capitalismo (no creo que las crisis que hemos sufrido sean de finalización) habría de solventarse con políticas contracíclicas, que fomentaran el consumo y hicieran que, en momentos de gran desempleo y poca actividad económica, los procesos dieran la vuelta. ¿Cómo? Mediante la actuación estatal, sentando las bases de un estado intervencionista en materia económica, que fomenta empleo público, intenta crear una cultura de consumo al favorecer la integración social de clases bajas, etc,etc,etc...

Este paradigma, que construyó un Estado del Bienestar en EEUU (no comparable al alcanzado décadas después en Europa, cabe decir), aguantó más o menos bien las presidencias de políticos tan dispares en formación, ideas y actitud frente al mundo como Truman, Eisenhower, Kennedy,Jhonson o Nixon. Había movimientos pendulares, es cierto, pero en general podemos decir que se mantuvo.

Pero la crisis de 1973, consecuencia de la atroz dependencia energética, y su réplica unos años más tarde hicieron que el panorama cambiase, que el Estado construido a base de impuestos, políticas de intervención y subsidios pareciese complejo de mantener. Lo que algunos liberales y conservadores habían callado, dado el coste que ello suponía en una economía que crecía bien y tenía casi pleno empleo, había que decirlo. Era el momento de los economistas Friedman y Von Hayek, era el momento de Reagan. Del neoliberalismo.

La influencia del neoliberalismo ha sido aplastante en el panorama intelectual desde finales de los setenta en adelante. No en vano, hasta las posiciones izquierdistas copiaron parte de sus iniciativas: Hasta González privatizó empresas públicas que, con otra visión organizativa y de gestión, hubieran sido rentables y nos hubiesesn tratado a todos por igual. Un estado débil y raquítico en materia económica, en el cual, como dijo un gurú económico español, el dinero está mejor en el bolsillo del contribuyente. Reagonomics, Thatcher, Kohl... Un paradigma neoconservador del mundo, con un fuerte liberalismo (casi anarquismo) económico, y una visión ultraortodoxa de la vida.

Y el ciclo, como consecuencia de la crisis financiera, se vuelve a cambiar. Y su mejor encarnación es Obama. Toca hacer política de verdad, toca incorporar las decisiones económicas al control democrático de los ciudadanos, a los límites, las barreras y las regulaciones de los Estados. Toca pensar en apoyar más el desarrollo de políticas públicas que necesitamos, como la I+D, la educación, la formación para el empleo, las nuevas energías, etc... Ha llegado el turno de la socialdemocracia, de la que, unos más y otros menos, las clases políticas actuales y las que están por venir habrán de beber, habrán de leer, comprender y llevar a cabo.

Tenemos una gran oportunidad para "izquierdizar" la vida política, el mismo lenguaje político. No debemos desaprovecharla.

PD: Paso de enlaces, sólo hay que ver los periódicos.


13 de enero de 2009

UPyD: Dos escenarios, dos hipótesis (I)


Cabe decir, antes de nada, que considero que la prueba de fuego de la existencia y viabilidad de UPyD más allá de su escaño en el Congreso serán las elecciones al Parlamento Europeo, muy favorables para que su partido obtenga representanción en tanto la circunscripción es única y, por tanto, no se pierden votos. Sin embargo, antes de estas tendremos una serie de elecciones autonómicas el 1 de marzo que, con muchos matices, suspicacias y asbtracción, nos pueden dar leves pistas sobre la situación de UPyD. Para ello, qué mejor que analizar sucintamente los escenarios y lanzar las hipótesis a posteriori.

Pasemos, en primer lugar, a Galicia. Con un sistema electoral de corte proporcional corregido (con una fórmula D'Hont) y cuatro provincias como circunscripción electoral de carácter proporcional a su población, poco o nada ha cambiado en el aspecto formal desde la últimas elecciones de 2005. El número de diputados a elegir por cada una de las circunscripciones no ha sido alterado por motivos poblaciones, como sí ocurriera con la circunscripción de La Coruña en las últimas Elecciones Generales, en la que se redujo su representación en un escaño, lo que hizo que el PSOE perdiera el 9º diputado que hubiese tenido asegurado. Podemos señalar una cierta diferencia entre las circunscripciones: Las del interior, más pequeñas y rurales, muy sobrerrepresentadas ( ya que La Coruña tiene casi 3'5 veces más habitantes que Orense y no tantos escaños), en las que el PP suele sacar mayoría absoluta de representación, y las de la Costa Atlántica, más populosas (en ellas se concentra más del 70% de la población), en las que la suma de la representación del PSOE y BNG es mayor que la representación del PP. El principal beneficiado del sistema es el PP, dadas las circunstancias.

En cuanto al sistema de partidos, podemos observar tres partidos de tamaño similar en electorado, uno de ellos predominante (PP), que fue desbancado in extremis por una coalición de los otros dos partidos, uno de ellos socialdemócrata y progresista, situado en el centro izquierda (PSOE) y el otro nacionalista de izquierdas (BNG). En el eje derecha-izquierda, el PSOE se situaría en el centro, y en el eje españolismo-galleguismo (por así decirlo), igual. Ello nos hace entender al PSOE como un partido en posición central, susceptible de robar (y ser robado, claro) votos de los sectores fronterizos de los otros partidos, siendo más factible el "robo" al BNG que al PP. IU, en su versión gallega, es ausente salvo en ciertos ayuntamientos.

Las últimas elecciones nos dejan un panorama de variación del voto que presentaría, a grandes rasgos, el siguiente aspecto:


Si comparamos las elecciones por parejas de igual naturaleza, observamos lo siguiente: Un PP tendente a la baja paulatinamente pero no de forma muy abultada, un PSOE al alza, especialmente en las autonómicas y muy cerca del PP en las Generales y un BNG más o menos estable, a excepción de las autonómicas.

¿Cuál sería el espacio de UPyD en Galicia? En ninguna de las cuatro circunscripciones consiguió, en las elecciones de 2008, más del 0'8% de los votos, por lo que no podemos presentar preferencia alguna más allá de la lógica: Tiene más posibilidad de obtener representación en Pontevedra o La Coruña que en Lugo u Orense, por mera matemática electoral. Además, dada la fortaleza relativa pero cambiante de las tres opciones políticas con representación en la Cámara, y pensando en una ligera bajada del PP, una pequeña subida del PSOE y el mantenimiento de BNG, UPyD debería obtener, en La Coruña, al menos 26.000 votos para obtener un escaño por esa circunscripción (lo que vendría a suponer algo más de un 4'3% de los votos emitidos). Hemos de recordar, además, que Galicia es una de las CCAA más abstencionistas de España, lo que dificulta aún más sus opciones.

En todo caso, se trataría de un triunfo, susceptible de consecución si UPyD designase un candidato o candidata más o menos relevante y conocido, de cierto talante galleguista, por La Coruña, puesto que en las circunscripciones más pequeñas lo tendría peor todavía. Por ello, mi hipótesis es que no obtendrá representación en las elecciones gallegas de 1 de Marzo de 2009, por las razones antes esgrimidas: La división territorial del voto, la infrarrepresentación de las circunscripciones grandes y la solidez tradicional del sistema de partidos, además de su baja aceptación en las elecciones de 2008.

Fuentes: Especial elecciones 2005 de "El País" y Ministerio del Interior.

6 de enero de 2009

La coercitividad del D.I.P.


Sin entrar en profundidad en la materia, yo definiría el derecho como una forma para la regulación y la resolución de controversias entre diferentes sujetos. Desde mi punto de vista, la más eficaz, lo que no quiere decir que haya otras. Y su eficacia reside en dos factores fundamentales: Ser el resultado de un acuerdo tácito de voluntades y ser, una vez concebido el acuerdo, obligatorio para todos.

De lo primero se ha escrito mucho. Sólo cabe destacar que tanto el derecho privado como el derecho público regulan relaciones a las que se ha llegado por acuerdos tácitos o no, conformados, desde el desarrollo del Constitucionalismo decimonómico, en el hacer continuo de unos cuerpos legisladores electos por el pueblo, titular de esa soberanía, ese poder para darse normas y no obedecer ninguna de un orden superior, porque no hay orden superior a la voluntas populi, o, si se quiere, a las voluntae populorum.

La otra garantía es que sea obligatorio, y para que sea obligatorio no hay duda de que el garante de su obligatoriedad debe disponer de mecanismos que garanticen su rigidez y su cumplimiento. Para mí, el último mecanismo debe ser la violencia, entendida esta, como diría Max Weber, como monopolio del poder estatal, que no es más que ese garante del cumplimiento de las normas que regulan nuestra convivencia. Debe ser, por emplear el término correcto, coercitivo a la vez que imperativo.

Pero, ¿qué ocurre cuando son dos estados los que tienen controversias? Habida cuenta del principio de soberanía antes mencionado, desde el punto de vista de la igualdad de todos los entes estatales, ninguno ha de obedecer a otro. Y entonces, para el arreglo de las controversias, surge la guerra como forma de hacer política, de configurar un panorama de relaciones internacionales. Así lo hemos visto a lo largo de la historia de la humanidad, no creo que haga falta dar ningún ejemplo.

Pero con el desarrollo de la Sociedad Internacional Contemporánea, el uso de la fuerza como mecanismo habitual en las relaciones internacionales se ha ido viendo rebajado, en pro del derecho, esto es, de la solución pacífica de los conflictos entre entes dotados de igual soberanía. Surge el Derecho Internacional Público. Surge la diplomacia, tal y como hoy la entendemos. Y así llegamos, paso a paso, hasta la Carta de las Naciones Unidas, muestra de Tratado Internacional(acuerdo entre Estados, como en el derecho privado se llega a acuerdo entre particulares) que abomina la guerra como modo de relación entre las naciones de nuestro planeta, tal y como suscribe el artículo 2 de la Carta, en sus apartados 2 y 3 y, de regla, la convierte en excepción muy tasada, considerando lícito su uso en casos de legítima defensa o si lo autorizase el Consejo de Seguridad, el órgano más importante dentro de la ONU. Había que considerar un último factor: El nivel de la fuerza utilizada en contestación a una primera agresión debería respetar el principio de proporcionalidad.

Pues bien, ese es el amparo de Israel para asesinar población: Legítima defensa. Prostituyendo una acción que debe ser el último recurso y una excepción, como ya hicieran los EEUU en varias ocasiones, y riéndose del principio de proporcionalidad de la acción. Que no nos confundan: Matar niños en escuelas o dejar sin luz y agua a casi un millón de personas no es proporcional ni constituye un acto de retorsión, ni de legítima defensa. Se llama genocidio.

La solución no pasa por la violencia. Pasa por el derecho, por la diplomacia, por la política. Pero cuando las normas internacionales no tienen capacidad de coerción de aquellos que han de obedecerlas, poco se puede hacer frente a la barbarie.

PD: Visiones interesantes y similares en los blogs de Alberto Ginel y del Geógrafo Subjetivo, siempre interesantes.

4 de enero de 2009

Reflotar tras la crisis.


Hoy hemos conocido que el cabeza de lista del Partido Popular a las Elecciones Europeas será Jaime Mayor Oreja, ex- presidente de la dirección del partido en el País Vasco, ex ministro y melancólico confeso de tiempos mejores. Pocos comentarios me merece al respecto, ya que, en el caso posible de una victoria del PP en las urnas, poco se deberá a su programa (supeditado a los partidos conservadores de la UE, que gobiernan en ellos y por tanto condicionan más la política que Rajoy), ni tan siquiera a su campaña, si no a un voto de castigo al gobierno, ya que la naturaleza de las elecciones europeas en España no pasa de esa dinámica. Lo ha dejado claro el ínclito González Pons. Así son de europeístas en el PP.

Pero quiero centrarme en algo más interesante, que no es otra que la composición de las listas electorales... del PSOE, claro. Para ello, quiero partir de una observación que parece que a muchos se les escapa: El PSOE tiene posibilidades de perderlas. Por ello, debe reaccionar, actuar, siendo consciente de que estas elecciones, algo más de un año después del comienzo de la IX legislatura, son decisivas para saber cómo actuar en el resto de la misma, ya que servirán para tomar el pulso a la población, dado el carácter de las mismas, que ya remarqué. En análisis interno del PP se lo dejó a otros momentos o a otras personas.

El candidato del PSOE es de lo mejor que tenemos, sin duda alguna. Una persona brillante en lo académico, en lo profesional y en lo político, por la que siempre aposté como ministro en esta legislatura e incluso como sucesor de Zapatero, si decidiera no continuar como presidente en próximas elecciones. Una persona que, sin duda, hubiese venido muy bien en estos tiempos que corren, a cargo de un área importante del Gobierno e, incluso, como Portavoz del mismo. Pero las decisiones de Ferraz son inescrutables, y hay que actuar con inteligencia.

Ahora toca elaborar las listas electorales, y muchos se preocuparán por estar en ellas ya que, si hay algo mejor que ser senador, es ser eurodiputado. Pero a mí me preocupa más la situación interna, que es la que mejor hay que preparar, así que voy a preocuparme de los que salen. Mejor dicho, de uno de los que sale.

Borrell tiene que volver a la política nacional. En tiempos de incertidumbre, y con una futura remodelación del gobierno (que dependerá en mucho del resultado de las elecciones europeas), sería una oportunidad increíble incorporar a una persona del bagaje intelectual, político y diplomático (fundamental en estos momentos) del catalán. Un valor que ha estado calentito en Europa, resguardado de toda la dinámica de crispación interna, que se debería aprovechar. Una persona que, durante los dos años y medio que ha ostentado la presidencia del PE, ha tomado contacto con todos los miembros de los gobiernos de la Unión, con multitud de personalidades internacionales más allá de las fronteras

europeas, lo que hace que tenga una visión global difícil de igualar. Todo ventajas. Más aún cuando, si miramos el currículo político interno de Borrell, vemos su amplísima experiencia en los ministerios económicos de la A.G.E., tan necesarios ahora que hemos de aplicar políticas keynesianas con visión socialdemócrata.

Porque Rajoy está hundido, y va a ser muy difícil que se levante, pero Zapatero, el Gobierno y el PSOE están en el ojo del huracán, en el centro de la vida política, y, si toman la delantera y lleva cabo las decisiones correctas, especialmente en el ámbito comunicativo, tendrán las de ganar.Que se lo digan a Brown. Personas como Fernández de la Vega, Solbes o Moratinos están muy bien, pero necesitarán (especialmente éste último) relevo o apoyos en la actividad gubernamental. Eso si es que queremos salir del atolladero internacional en el que andamos metidos. Porque queremos, ¿no?

Aunque a mí me da que lo de Borrell huele a comisario europeo, pero eso está por ver.

PD: Lo prometido es deuda, así que, en los próximos días, escribiré algo sobre la UE y el fallido Tratado Constitucional, como pidió Joaquín.

3 de enero de 2009

Un año más.


Decimos los historiadores que siempre tiene que pasar un tiempo para que el análisis de un fenómeno, un acontecimiento o un simple hecho histórico pueda llevarse a cabo con la mayor objetividad de entre todas las posibles. Yo a veces tengo serias dudas sobre este paradigma historiográfrico, ya que la distancia temporal sólo apaga los sentimientos existentes. Cuando uno contempla la realidad histórico como un ser y no como un deber ser, la objetividad (toda la que puede salir de un ser humano con historia personal, vida propia y gustos e ideología) es posible, se estudie la revolución conservadora americana o el yacimiento de Atapuerca. No obstante, la mejor forma de ser objetivo es ser honesto, y en dicha honestidad radica el hecho de saberse sujeto, de saberse subjetivo pues lo único objetivo es el objeto de estudio, valga la redundancia. Porque nuestra labor no debería ser narrar, ni enumerar acontecimientos, ni ser meras máquinas reproductoras de datos.

Nuestra labor ha de ser más profunda, más dinámica, y, sobre todo, más consciente. Hemos de tender a ascender al nivel de lo analítico, de lo subyacente, de las ideas, de las causas y de las consecuencias. Porque sólo así, entendiendo cómo ha operado a veces una sociedad, un estado o un ser humano concreto podremos entender el presente, antes de que llegue a convertirse en ese pasado que suele (y subrayo este último verbo) ser nuestra fundamental área de estudio. Y, por supuesto, entendiendo lo que ocurre en el presente, en este momento mismo, podremos ser capaces, si no de dar respuestas a lo que está por venir, sí de plantear las preguntas adecuadas. Siendo conscientes de la inexistencia de las verdades absolutas, que harían de la disciplina un páramo aburridísimo, como algunos quieren dibujar desde posiciones totalitarias.

Desde esa objetividad subjetiva, y con esa pretensión de comprender lo pasado para entender lo demás, son sólo algunos los que hacen Historia. Se hace Historia con un método, con unas herramientas, con unos rudimentos y unos principios, desde unos presupuestos mentales determinados. En tamaña tarea, para la que hace falta saber mucho más que una marea de fechas y una montaña de nombres, tiene vital importancia las parcelas del tiempo y espacio que, artificialmente, nos hemos dado. Porque el espacio y el tiempo, en tanto tales, son constantes en el trabajo del historiador, y no nos queda más remedio que diseccionarlos para así poder contribuir, en la medida de nuestras posibilidades, al progreso de la disciplina.

Una de las divisiones en la constante tiempo es el año. Un año, la cantidad de tiempo que tarda nuestro planeta a la estrella de nuestro sistema solar. Un año, medida cómoda para el humano, ni muy corta ni muy larga, por más que estos adjetivos, por el hecho de serlo, tengan valores variables, tanto casi como cada persona.

2008. Un año que hemos dejado atrás, todos y cada uno de nosotros, por una pura convención seguida desde antaño. Un año en que hemos conocido éxitos, triunfos, sinsabores o malos momentos. Por mí parte, sólo decir que, a pesar de todo lo malo que hay podido ocurrir, me quedo con que he conocido gente maravillosa, he entendido que las revoluciones y los cambios viables surgen necesariamente desde dentro de lo que queremos modificar, he obtenido unos resultados académicos bastante satisfactorios y, sobre todo, he aprendido de mis errores. Este año, sólo un deseo: Saber cómo ser decente en tiempos indecentes.