11 de abril de 2008

El problema de IU no es la ley electoral

Se habla mucho de la Ley Electoral, que tanto daño causa y tantos debates ocasiona. Yo, al contrario de lo que opina IU, creo que la Ley Orgánica 5/1985, de 19 de Junio de Régimen Electoral General(con todos los elementos que ella contiene), es una ley cuyo balance es más que positivo, y que ha permitido una buena gobernabilidad en todos los niveles territoriales a los que es aplicable, sin olvidar nunca los criterios de proporcionalidad y representación de minorías. Atrás quedaron, como tenían clarísimo tanto el constituyente como el legislativo del momento, los sistemas tendentes a la masiva polarización del voto y a la atomización del Parlamento (como ocurrió en nuestra II República u ocurre a día de hoy en Italia). El problema, por tanto, no es precisamente la falta de representatividad, sino todo lo contrario, puesto que ello hubiera sido fácil de resolver colocando en nuestro ordenamiento una ley cuya fórmula tuviera carácter mayoritario.

La Ley Electoral es, además, por su carácter orgánico, aplicable a las CCAA de nuestro país, que, no obstante, pueden incorporar peculiaridades a la hora de elegir a los miembros de sus asambleas legislativas, con respeto siempre a los principios constitucionales y a los de la misma ley 5/1985.

Sabiendo ambas cosas, y entendiendo que lo que IU esgrime es la dificultad de obtener representación por lo difuminado de su voto (entre todas las circunscripciones provinciales), me parece una falacia recurrir a la reforma de una norma legal tan relevante como la LOREG por mero capricho programático, falso en todo caso. Y es en el nivel territorial autonómico donde, podemos ver que la debilidad de IU no es sólo por la dispersión del voto que por ley se obtiene en las elecciones a Cortes Generales:

El poco peso institucional de IU en los Parlamentos Autonómicos es fácilmente constatable con revisar un poco el panorama nacional: Tras las elecciones autonómicas de los últimos años, no tiene representación en los órganos legislativos de Galicia, Cantabria, Castilla y León, La Rioja, Castilla la Mancha, Extremadura o Canarias, y muy poca representación en las de la Región de Murcia, País Vasco, Aragón o Navarra. Esto nos habla de una actividad institucional poco o nada relevante, aún sin hablar de una multiplicidad de circunscripciones o de tiranías bipartidistas. Ese bajo nivel de representación en CCAA nos indica que el problema es el apoyo o, mejor dicho, la falta del mismo. Que ocurra en CCAA de circunscripción única, donde no se da dispersión de voto,o en otras uniprovinciales o de pocas circunscripciones es algo más que reseñable que debe hacer pensar que quizá no es la dispersión el problema, sino el resultado de otros problemas mayores.

Por otro lado, y unido a esa ínfima respuesta de buena parte de las CCAA (que contrasta con el constante y más o menos amplio apoyo recibido en Madrid, Comunidad Valenciana, Cataluña o Andalucía, donde, en ningún caso, supera el 10% del total de votos válidos emitidos), hemos de considerar la historia de los procesos electorales postconstitucionales: Con esta misma ley electoral en vigor IU ha conseguido resultados de hasta 18 diputados en la V Legislagtura o 21 diputados en la VI, consiguiendo escaños en circunscripciones pequeñas o medias como Navarra, Granada, Cádiz, Málaga, Córdoba,Granada,Huelva o Asturias, lo que nos habla de la posibilidad teórica y real de obtener una más que generosa representación en el Congreso de los Diputados con la normativa vigente.

IU puede tener clara una cosa: Menos que dos diputados no puede sacar, ya que ambos han sido elegidos por las dos circunscripciones más grandes de nuestro país. Pero que haya perdido toda representación más allá de estas no es cuestión de Ley Electoral, como arrojan los datos, que pueden ser analizados con mayor profundidad, sin duda alguna. El problema no es el marco legal, sino haber perdido más de 1.200.000 votos en 12 años. Es un problema de mensaje, de programa, de aspecto. Y como eso está en su mano, más valdría ponerse manos a la obra que promover reformas electorales interesadas y cuando la conveniencia política lo requiere.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Evidentemente el problema de IU no es el sistema, son ellos mismos. No dicen nada relvante para el ciudadano, nada que le interese o que le afecte. Ellos viven en una especie de párnaso en el que se mezclan el "foro social de Porto Alegre" y "second life".

Anónimo dijo...

por qué tanto odio?

...tanto odio a IU...

increible!

Anónimo dijo...

El voto de los ciudadanos debería valer lo mismo en escaños en el parlamento, votes a quien votes. Vivas donde vivas. Una ley electoral más proporcional sería mucho más justa con todos los votantes.

Y lo digo pensando en los ciudadanos y no en los partidos. Da igual si se votó a UPyD, a PP, PSOE, CiU, NA-BAI, PACMA o VERDES... Nuestra ley es demasiado poco proporcional.

www.1voto1asiento.tk


Es cierto que el partido político IU ha obtenido con esta misma legislación unos 20 diputados en otras ocasiones. Pero es que si hubiese proporcionalidad entre los votos y los escaños obtenidos, tal como ahora ha obtenido 2 (uno de IU, otro de ICV) y le habría correspondido 14, cuando obtuvo 20 a lo mejor le tocaban 30.

El problema del sistema electoral no es de IU ni de ningún otro partido. Es de los ciudadanos, que se ven presionados a la hora de elegir su voto. Se ven defraudados al comprobar que depende de a quién voten su voto valdrá 7 escaños menos, proporcionalmente, que el de otro ciudadano que haya votado a otro partido.