16 de septiembre de 2006

De rabiosa actualidad: 25 años de Guernica

A veces, detrás de las Noticias se esconden pequeñas noticias, sin tanto eco público, pero de mucha importancia para algunos. Importancia simbólica, ideológica, sentimental o quizá un sumatorio de estos tres planos anteriores. Y casualmente ha habido una de esas noticias esta semana que ha reunido estos tres componentes (al menos en lo que a mí respecta): El "Guernica" del malagueño Pablo Picasso ha cumplido 25 años en nuestro país.



En principio, "Guernica" fue un encargo de la República Española para decorar el Pabellón Español de la Exposición Universal de 1937. Porque ante todo, "Guernica" es el símbolo de la barbarie que es la guerra, en general, y un duro retrato con cierto toque crítico a los acontecimientos que sufrió la homónima población vasca (que muy probablemente podemos extrapolar a buena parte de la geografía nacional) durante la Guerra Civil Española. No en vano, y según muchos de los historiadores especialistas en al Guerra Civil, como Julio Aróstegui y otros, señalan que Guernica, junto a la Batalla del Ebro y la Matanza de Badajoz (triste recuerdo para la mayoría de los badajocenses), es uno de los acontecimientos conocidos de la triste guerra extra muros.

Sin afán de querer hacer un análisis más pormenorizado del cuadro, gracias al cubismo piscassiano y a los oscuros tonos de la paleta del pintor, se consiguen representar a la perfección el Caos, el dolor, lo incomprensible de la situación y, sin duda alguna, la sensación de agobio moral y espiritual, bien reflejada en la composición del cuadro, cuyas figuras se encuadran así metafóricamente en un espacio semicerrado o semiabierto, casi ilusorio por irreal. Las figuras, como decía antes, representan buena parte de los tópicos reales de la guerra: Un soldado con una espada rota y una rosa, que bien podría representar a un soldado del bando republicano, una madre que llora desconsolada con su hijo en brazos, un caballo en una posición ilógica con una pierna rota, que pisotea al soldado muerto, una mujer que entra por la ventana con un candil, representando la incertidumbre y la sorpresa ante el bombardeo, un toro (elemento picassiano donde los haya), etc...

Pues este total símbolo de la denuncia de la guerra ya ha podido cumplir 25 años en nuestro país, como tal era el deseo del pintor, cuya voluntad (tras ayudar a sacar este y otros cuadros del país en pleno conflicto civil) no era que la de no permitir que dicho cuadro volviera hasta que en España no hubiese de nuevo democracia.

Es por ello que me produce esa sensación tan fuerte: Un símbolo universal de la crítica a la guerra como elemento resolutivo de una falta de comunicación (el gran problema de la guerra), que a la vez es símbolo de la permanencia de la democracia en la mente de los exiliados españoles, lleva ya 25 años en nuestro país. Como tenía que ser, aún sin haberse ido nunca. Un testimonio simbólico y real de carácter excepcional.

1 comentario:

Caty Cordero dijo...

Para que luego muchos digan que el arte no es mas que eso...
Traer el Guernica a España fue un logro de la democracia pese a representar paradójicamente y como bien señalas, a la guerra.
Que siga muchos años aquí y que todos disfrutemos y aprendamos una vez mas la barbarie que significó todo aquello.