9 de septiembre de 2006

Agotamiento


Es una cuestión física: Todo lo que sube, acaba bajando, es lo que tiene la gravedad. Históricamente podríamos decir más: Lo que empieza, siempre acaba. La vida se compone de ciclos que nacen, se desarrollan y se acaban agotando, como todos los elementos que componen la sociedad humana en el devenir de ese inestimable e imposible factor llamado tiempo.

Pues bien... ¿Cómo saber cuándo un ciclo está acabando? Cuando los signos de agonía se ven a la legua. Y ese no es ni más ni menos que el caso de varios líderes locales del PP en nuestra región, que a unos 9 meses de las próximas elecciones se lo juegan todo a una sola carta. Y claro, pasadas las vacaciones de verano, los cañones están cargados y dispuestos a disparar, aún a sabiendas de que más de uno de estos líderes localistas o no sabe a dónde apuntar o no es capaz de disparar por su propia mano.

Pedro Acedo es una de estos individuos, de los que no saben a dónde apuntar. Es, sin duda alguna, el alcalde más acongojado de todos los actuales gobernantes municipales del PP de Extremadura, ya que sabe que 4 años más de gestión son una tarea más bien difícil para él y su equipo: Ya en las últimas elecciones superó al PSOE en apenas un centenar de votos(y bajando) y en las generales el PSOE los superó en 3000 votos aproximadamente. Ahora ve su continuidad al frente del consistorio emeritense al borde de un hilo, ya que el "efecto Moncloa" arrastra muchos votantes, y sus propios escándalos en materias de urbanismo, decencia del consistorio(todos recordamos con cierta sorna los incidentes de TeleMérida y la acusación hacia el PSOE), en la gestión de centros escolares, etc...
Por si todo esto fuera poco, y como aquel que no tiene nada que perder, monta un dantesco espectáculo al oponerse a la celebración del acto del día de Extremadura de 2006 en Cáceres, dando un eficaz ejemplo de egoísmo capitalino y de insolidaridad con el proyecto común "Cáceres 2016". Interesante forma de parcelar los intereses generales para un partido que se opone a todo y a todos por el bien general de España. O eso nos cuentan.

Por otro lado tenemos al sr. Saponi, sufridor de la minoría en el Consistorio de Cáceres y de la actitud rebelde de alguno de sus actuales concejales, perdedor en las encuestas de popularidad (Carmen Heras, la portavoz socialista, es mejor valorada que el propio alcalde de la ciudad) y cercano ya a la retirada, que se siente atacado por las declaraciones de su compañero Acedo, y se pone del lado de Ibarra y del sentido común defendiendo la unidad extremeña ante los localismos egoístas. No es la primera vez que se coloca del lado del presidente de la Junta por el bien de los proyectos comunes extremeños y de los intereses de su ciudad, mostrando así un talante totalmente opuesto al de otros alcaldes, como Miguel Celdrán, digno enrabietado con la Junta desde la apertura del Palacio de Congresos de Badajoz "Manuel Rojas". Aún así, y con todo, Saponi decide no desvelar si continúa o no como cabeza de lista para las próximas elecciones, aún diciendo que "la decisión ya está tomada". Todo apunta que, en caso de irse, Nevado será su delfín. Pero... ¿Cuál es la estrategia si se queda? Probablemente sea aguantar el chaparrón, ante el tirón electoral de la candidata socialista.

La dirección del PP no dice nada. Calla para evitar liar más el entuerto, y para evitar ponérselo más difícil de lo que ya lo tiene a Carlos Floriano, candidato popular en funciones y hasta que repita fracaso frente a Ibarra, puesto que, como dice la tradición de candidatos populares a la Presidencia de la Junta, sólo le queda una oportunidad. Cuando el poder se escapa de las manos, sobra la conciencia colectiva e impera la supervivencia política individual. No hay proyectos comunes ni capitalidades europeas que valgan cuando la oposición persigue hasta en sueños.

Seguro que en estos meses que se aproximan tendremos aún más acontecimientos dignos de nombrar y sobre los que opinar. ¿El próximo? Seguramente los candidatos del PSOE en Badajoz y los del PP en Cáceres y Badajoz.

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