27 de septiembre de 2006

La censura en nuestros días.


Yo siempre había pensado que el mundo denominado "de la cultura" (en el que a veces, por suerte o por desgracia, cabe todo) era sustancialmente diferente. Más tranquilo, más cerrado en sí mismo, menos afectado por las situaciones triviales que ocurren en la faz del planeta, y a la vez más libre. Los literatos, los compositores, los músicos, los pensadores, buena parte del mundo científico y tantos otros, deben ser libres. Y siempre he creído que lo eran. Pero parece ser que últimamente, entre dimes y diretes, la cosa comienza a estar más enconada de lo que yo creía.

En una sociedad democrática, como es la nuestra (o eso nos han contado siempre con grácil y a la vez rotunda seguridad), la censura no debe existir en ninguno de los campos, y menos en el campo de la creación artística y literaria, puesto que la historia (mater vitae et iudex hominis, nunca lo olvidemos) y el público tienen el derecho supremo e inviolable de elegir y perfeccionar su gusto artístico leyendo, viendo u oyendo malas y buenas creaciones.


Pero parece que la tiranía del mal gusto se empieza a imponer a marchas forzadas. En el caso de Rubianes, la extrema derecha española quiere prohibir, censurar e incluso agredir al autor y a los que vayan a verla. Y ahora, por si fuera poco, ocurre ésto en el mundo de la ópera, en uno de los centros: La Deutsche Oper... Si Mozart levantara la cabeza...

Me alegra ver que entre las diversas reacciones al hecho, nuestra ministra de Cultura Carmen Calvo lamenta profundamente los hechos, puesto que sí que es verdaderamente un "mal camino para la libertad" el que ahora se está trazando.

Al menos, una buena noticia.

2 comentarios:

Euphorbia dijo...

Mediante el miedo y la amenaza se está dando cancha a la censura y la poca libertad que teníamos nos la están arrebatando a pasos agigantados.
Al final acabaran creando un censor que indique si lo que se va a representar ofenderá o no a los islamistas, a los fascistas o a los del Rayo Vallecano (por decir algo).
Un saludo.

Anónimo dijo...

¿Sabrá Carmen Calvo latín? ¿Sabrá qué es el teatro o quién es Mozart? ¿Sabrá de que es ministra? ¿Sabrá en que planeta vivimos? Es más... ¿sabrá algo? A ver si escribes algo inteligente y con sentido gil. Y parcialidad gil, que no te lo enseñan en el moñino.